Pese a los peores augurios que sobrevolaban, el clásico en Mendoza termina 1-1, y las aguas se calman algo. Mientras los dirigentes buscaban un sucesor para Basile. Encontrándose por un motivo u otro con una negativa tras otra. Así, Bianchi, Guillermo Barros Schelotto, Cagna, son contactados con resultados negativos, se mencionan muchos otros nombres, pero al final acuciada por el tiempo la dirigencia confirma la continuidad de Alves al menos por los seis meses siguientes, por entonces se suponía que preparando el “desembarco del Mellizo”, limpieza del plantel incluida. El paso de los días y meses desmentiría todo esto.
Algunos refuerzos comienzan a llegar luego de la ida del Coco, Méndez, por que tanto había bregado, Matías Giménez, Prediger y ya cerrado el libro de pases, y como libre, el defensor brasileño Luiz Alberto.
En el comienzo del Clausura a Boca le esperaban 3 partidos en 7 días. Como había que terminar el campeonato en mayo, un mes antes del Mundial, ya la segunda fecha se jugaba entre semana.
El arranque fue mejor de lo previsto. En la 1, empate en 2 ante Argentinos Jrs. en La Paternal, partido que parecía ganado y el Bicho lo empata en el descuento. Por entonces no se valoró mucho el punto, pensando que el local venía de ser último, pero a la postre fue el campeón del torneo. En la segunda fecha, Boca vence 3-1 a Lanús en La Bombonera y todo parece encarrilarse, pero tres días después, se cae por goleada ante Newell´s en Rosario por 2-4 y todo se convulsiona.
Alves empieza la anunciada limpieza “conmigo todos son iguales ninguno tiene la titularidad asegurada” y de un plumazo saca a dos históricos, el Pato Abbondanzieri y el Negro Ibarra.
Se comienzan a suceder las declaraciones altisonantes del técnico, el malestar apenas disimulado del plantel (Alves logró lo que parecía imposible, unió a todos, pero en contra de él) y los empates. 0-0 pobrísimo como locales ante Atlético Tucumán, 1-1 en Mendoza ante Godoy Cruz, 1-1 en casa contra Estudiantes, y 4-4 frente a Vélez en un partidazo. No se ganaba, pero no se perdía, el equilibrio pendía de un hilo.
Y el equilibrio se rompió con dos derrotas dolorosas: 1-2 con Rácing en La Bombonera y 0-3 con Tigre en Victoria. Siete fechas sin ganar, un solo triunfo en el torneo y la continuidad de Alves parecía una quimera, encima se venía el súper clásico en casa.
El partido fue accidentado como las campañas de los 2. Empezó el domingo 21 y se suspendió por lluvia, por primera vez en la historia. Y continuó el jueves 25. Alves que había “indultado” a Ibarra y lo había puesto de titular luego de “colgarlo” destempladamente no pudo contar ni con él ni con Morel Rodríguez, pero pese a eso Boca jugó un partido muy superior al rival y ganó por 2-0 con goles del chileno Medel.
Pero la alegría fue efímera, solo duró hasta el entretiempo del partido siguiente en el que Boca vencía a Chacarita por la mínima y era muy superior. Pero todo se dio vuelta en el segundo tiempo y fue histórica caída por 1-4. A esa goleada le sigue la derrota ante Central en casa por 1-2 y la caída en Santa Fe ante Colón por 0-3. Esta última goleada en contra, con un clima por demás violento en el vestuario (García que había sido llevado a la titularidad por Alves, lo enfrenta verbal y físicamente cuando se entera que va al banco y es reemplazado por Joel Ayala). Es la gota que colma el vaso y se precipita la caída de Alves.
A falta de 6 fechas el mando del equipo lo toma Roberto “Tito” Pompei, con la misión de calmar las aguas y rescatar la mayor cantidad de puntos posibles para evitar el vergonzante último puesto del torneo, que por entonces era una posibilidad cierta.
En su primer partido al frente del equipo, Tito, calma los ánimos y planta un equipo “lógico” en la cancha, los jugadores responden y es un 4-0 ante Arsenal, de flojísima campaña por entonces. Pero no se habla de esta goleada, ni de que Martín Palermo con los dos goles que convierte se transforma en el máximo goleador de la historia del club, superando al mítico Roberto Cherro, de lo que se habla es de un nuevo estallido de la interna del plantel, porque Román (que le da el pase del gol 220), no va a festejar con él y lo hace por su lado. Chiquilinadas de uno y otro no dignas de los tremendos jugadores e ídolos que son.
A esta victoria que parece enderezar el rumbo, le sigue una derrota por la mínima en el bosque Platense ante GELP. Y después se suceden dos victorias muy valederas, 2-0 a San Lorenzo y 3-2 a Independiente, parecía que al final la cosa no iba a terminar tan mal, pero dos caídas consecutivas, ante Huracán 1-2 y Banfield 0-3 sellan el peor torneo corto que hayamos jugado en dos décadas, solo 20 puntos de 57 posibles y el puesto 16 entre 20 participantes.
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