Palabras más, palabras menos, a principios de año, el vicepresidente de Boca, Juan Román Riquelme, predijo, sarcásticamente, que este sería un año divertido. Hacia obvia referencia al proceso electoral que llegaría con el final del 2023, y que generaría todo un clima político. Y desde ya, solo se puede calificar a este año que se termina como "divertido" solo desde el sarcasmo.
Ha sido, para el fútbol profesional masculino, sin dudas el peor año de esta conducción. Hacemos la aclaración, porque en otras áreas del club el resultado ha sido bueno. Tanto en fútbol femenino, como en inferiores masculinas, como en otros deportes que practica el club. También es bueno el estado de toda la infraestructura, tanta la Bombonera como el "Boca Predio" en Ezeiza. Pero el "fútbol profesional masculino", vulgarmente el fútbol para los que peinamos canas y lejos estamos de deconstruirnos, es lo que motiva la alegría o el pesar, el que nos ilusiona o nos bajonea.
Y en tema fútbol el déficit es evidente. Solo pensar que han pasado 3 técnicos en el año, que solo hemos ganado un Copa "menor" para lo que es Boca (la Supercopa 2022 ganada a Patronato). Que si bien se llegó a la final de la Libertadores, que no es poca cosa, lo cierto que estamos prácticamente afuera de la Libertadores del próximo año (salvo una combinación esotérica de resultados en la última fecha), no estuvimos ni cerca de pelear ni el torneo ni la Copa de la Liga, perdimos una final con Racing, inventada, pero final al fin, y también perdimos los dos clásicos con los innombrables.
Arrancamos el año con el Negro Ibarra confirmado como dt titular, y lo terminamos con Herrón como dt interino. El mismo Herrón que dirigió el primer partido de la Libertadores, esperando la llegada de Almirón, que llegó en abril y se fue en noviembre. Tres dt en un año. Cuatro dts titulares en 4 años (Russo, Battaglia, Ibarra y Almirón) sin dudas el talón de Aquiles de una gestión, a la que no se puede criticar desde los resultados (6 vueltas olímpicas en 4 años que incluyen el parate de la pandemia) pero que lejos ha estado de cumplir con proyectos de largo plazo o de identidad de juego.
No jugar la Libertadores 2024 es un golpe importante desde lo económico y desde lo anímico para todo el Mundo Boca. Y eso que habia un montón de posibilidades para acceder a jugarla. Pero se fueron cerrando una a una. No se pudo ganar ni el torneo ni la copa de la Liga. Salvo un milagro de combinaciones no se puede por la tabla general y acabamos de quedar afuera de la Copa Argentina, cayendo en semifinales ante Estudiantes por 3-2, en un partido que tranquilamente puede resumir el año de Boca.
Se arrancó perdiendo de entrada. La irresponsabilidad del lateral izquierdo (¿lo idiota vendrá incluido en el puesto?) dejó al equipo con 10 jugadores a los 15 minutos. La garra de algunos permitió remontar y dar vuelta el resultado antes de terminar el primer tiempo (Merentiel, calladito, el 9 que verdaderamente rinde entre tanta figurita). La nula respuesta desde el banco para rearmar el equipo derivó estar otra vez abajo (2-3) en solo un cuarto de hora del complemento. A pesar de que los cambios llegaron tarde y mal, sobre el cuarto de hora final, se pudo tranquilamente empatar. La falta de efectividad por un lado y un árbitro que, como casi todo el año, cobró las fáciles para el rival e ignoró las clamorosas (un penal insólito) para Boca. Y así, nos quedamos afuera de la Copa Argentina.
Ahora toda la atención estará en la Bombonera, pero no para jugar al fútbol si no para votar. Será el 3 de diciembre (era el 2, pero la justicia determinó que debe ser al día siguiente, domingo).
De un lado, el oficialismo, haciendo un enroque en la fórmula, será Riquelme-Ameal. Una duda, si Ameal estaba pintado como presidente, como vice directamente será un ñoqui de lujo. Del otro lado los desafía Macri, pero como vicepresidente de Ibarra, que siempre fue funcionario de sus gobiernos. El ídolo indiscutido vs el Presidente más ganador. Dos estilos contrapuestos, dos formas de ver el fútbol y la vida.
Sepan los socios votar.
