19/12/10

2010. Un año para no olvidar ni repetir. Parte IV, de la euforia a la depresión. Epílogo del año.

La primera fecha deparaba viaje a Mendoza, y el debut si bien no fue el soñado, dejó un empate 1-1 que se consideró unánimente como positivo. Faltaba mejorar,  pero eso vendría con el correr de las fechas, se suponía. Pero se supuso mal.

    En la segunda vino Rácing a La Bombonera, parecía que todo venía bien con Boca en ventaja desde los 9´, pero serios errores colectivos e individuales (de antología la mala salida de Clemente que termina en gol de Rácing), le posibilitan a la Academia dar vuelta el partido y Boca termina abajo 1-2.

   Si la derrota ante Rácing preocupaba, que decir de la que propinó All Boys, 0-2, en el estadio de Vélez, porque no pudieron usar su propio estadio, donde se hicieron muy fuertes durante todo el torneo. El tema estuvo en las repercusiones de esa derrota. Imprevistamente el técnico sale a poner en duda su continuidad sino se obtenía un resultado positivo, nada menos que ante Vélez Sarsfield, en la fecha siguiente. La primera muestra del comportamiento ciclotímico de Borghi, y el primer aviso para la dirigencia que fuera preparando una alternativa……aviso que obviamente no escucharon….

   Contra todos los pronósticos agoreros, Boca jugó ante Vélez el mejor partido del año. Fue victoria 2-1, con angustia al final pero con un sólido rendimiento en casi todo el partido. Ese rendimiento hicieron renacer las esperanzas de volver a pelear arriba. Pero las ilusiones duraron 7 días.

   En la fecha 5, Boca fue a visitar a San Lorenzo y no fue ni la sombra del equipo de la semana anterior. Jugar con 10 todo el segundo tiempo lo condicionó aún más y fue derrota 1-2, la tercera en 5 fechas, aunque esta vez no hubo amago de renuncia.

   Las fechas 6 y 7 fueron un oasis que volvió a levantar las ilusiones, triunfos consecutivos por 3-1 a Olimpo en Bahía Blanca y a Colón en casa.

   Pese a los últimos triunfos se evidenciaba un problema crónico que arrastraba el equipo. No contaba con los intérpretes adecuados para el sistema de Borghi. El arquero cumplía, pero no “ganaba partidos”, la línea de tres no era un gran problema, nos llegaban menos, pero nos marcaban en todos los partidos. El drama estaba en el medio, sin carrileros naturales, Boca sufría en el retroceso defensivo y no tenía volumen de juego una vez que recuperaba el balón, creaba pocas situaciones de riesgo en el arco rival, aunque pese a todo el doble 9, (la solución que Borghi encontró para no relegar a Viatri) respondía con la mayoría de los goles del equipo.

   Todos estos problemas se manifestaron juntos en el partido contra Estudiantes por la fecha 8, en cancha de Quilmes. En desventaja desde los 3 minutos del partido, a causa de un tremendo error en la cobertura de un lateral que se manda al ataque del rival, Boca no generó una sola situación de gol en todo el partido, tuvo un rendimiento paupérrimo, rayano a la desidia. El clima comenzaba a enrarecerse otra vez.

   En la fecha 9, con Lanús quedó demostrado que Borghi había perdido el rumbo. No había sido un mal partido, sin ser una belleza, el de Boca. Perdía de arranque, lo empata en el primer tiempo, merece darlo vuelta, no lo consigue, y en los últimos 15´ el técnico hace cambios ofensivos como para matar o morir….y se perdió el partido en un contragolpe fulminante en el último minuto de juego. Borghi mostraba que como venía la mano no se daba cuenta que no era lo mismo rescatar un punto que perder otra vez en La Bombonera.

   Y Borghi renunció. Y los dirigentes desesperados (sobre todo Ameal) acudieron a convencerlo para que siguiera, “no pensamos en un plan B”, repetían con orgullo, como si no supiéramos que era impensable que prevean algo con anticipación. Y al final lo convencieron y siguió y lo más gracioso es que nos quisieron convencer a todos que no había pasado nada. El ciclo pese a todo estaba terminado, faltaba saber la fecha de la renuncia definitiva, nada más.

   Después de la derrota de la fecha 9, se encadenan tres partidos sin derrotas, algo inédito en el año. Se le gana a Tigre, 2-1 en Victoria con el último aliento, se le gana 2-0 a un Huracán con olor a Nacional B, y se empata 0-0 con Independiente, único clásico que no se pierde, con el que a la postre terminará último en el torneo (pese a que ganaría la Copa Sudamericana, que ahora sí, dejó de ser una copa de leche).

   El clima de tranquilidad que traen los resultados positivos (el juego seguía siendo mediocre, típico de un equipo de mitad de tabla), se ve completamente alterado luego del partido ante Arg. Jrs. en la previa al clásico.

   El partido de la fecha frente a AAAJ fue casi calcado al de la novena fecha contra Lanús. Se producía el retorno de Román después de 6 meses. Y Román cumplió, el que no cumplió fue el resto del equipo. Boca fue superior todo el partido, no podía abrir el marcador, en los últimos quince minutos Borghi hace cambios para salir a jugarse a matar o morir, y en dos contragolpes a falta de pocos minutos, Boca muere, y pierde 2-0, gran error gran de Luchetti en el segundo gol incluido.

   Y estalló todo por los aires, faltaban 10 días para el Súper Clásico y Boca fue un hervidero. También lo eran ellos, que venían de perder con All Boys y acumulaban 7 partidos sin victorias, pero tuvieron el buen tino de echar a Cappa y descomprimieron el clima con vistas al clásico. En cambio los dirigentes de Boca, conscientes que Borghi se iría en caso de derrota lo único que atinaban a hacer era a rogarle que no renunciara en el vestuario de la cancha rival como Miguelito Brindisi en el 2004.

   En la semana pasó de todo: Borghi, le dio dos días de descanso al plantel, domingo y lunes como si no hubiera que corregir nada,  amenazó el lunes con no dirigir el clásico y el martes aseguraba que seguiría hasta junio, algún dirigente le pedía la renuncia (Crespi), otro lo daba como continuando aún perdiendo (Beraldi), y Ameal…..Ameal no sabía donde estaba parado, como siempre. El jueves habla en conferencia de prensa Martín, el viernes le responde Román por el mismo medio, y el sábado Borghi baja su bandera de la línea de tres y en la práctica formal planta la línea de fondo con 4 defensores, se pelea con Luchetti (su arquero intocable) y lo relega. En resumen todo lo que pudo hacerse mal en 10 días se hizo. Y las consecuencias se pagaron el martes 16, el día del partido que todos esperamos.

   Y obviamente se perdió en cancha de ellos. Boca jugó para perder por goleada y no pasó eso porque los que estaban enfrente tampoco podían con su alma. Román se lesionó a los pocos minutos e igual se lo dejó en cancha todo el primer tiempo. Fue justa la derrota y eso que con un poquito de rebeldía se pudo haber empatado. Ellos marcaron su gol a poco de iniciado el segundo tiempo y a partir de entonces dejaron de atacar, se metieron en su campo y Boca copó el campo rival más por inercia que por iniciativa, por eso si bien se arrimaba al arco nunca puso seriamente en riesgo el triunfo del local.

   Y paso lo esperado. Borghi renunció, pese al ruego desesperado de Ameal para que siguiera hasta fin de año, el Bichi tomó plena conciencia de la realidad y que la cosa no daba para más. El que desdramatizaba el juego desde el discurso, no lo hacia desde la actitud.

   Como ya se dijo la dirigencia no tenía un Plan B. ¿No lo tenía?. Sospechosamente, unos días antes del desenlace del ciclo Borghi, Falcioni, en un reportaje, tiró como al pasar “se que alguna vez voy a dirigir a Boca”, y más sospechosamente a poco de la ida del Bichi, JCF pasó a ser el único candidato del presidente, pese a que en junio había firmado contrato en Banfield hasta el 2012. Por estas horas se descuenta que será el técnico en 2011, pero esa es otra historia.

   Caído Borghi, otra vez se recurre a la labor de bombero de Pompei. Dicen los que saben que Tito le tiró en un momento al plantel una frase que resume todo lo que viene pasando en Boca: “Uds. saben bien porque estoy acá, y no tengan dudas que si siguen con esta actitud en 4 meses estoy de vuelta”. Para que agregar más.

    Pompei se dedicó a tratar de ordenar la cosa y sacar la mayor cantidad de puntos posibles, como cerrar una tarea decorosa y un colchón mínimo de puntos para la próxima temporada. Más no se podía pedir.

   Y empezó bien. Por la fecha 15, Boca enfrentó a Arsenal, igual que en su ciclo anterior como interino, y otra vez fue victoria esta vez por 2-1. Claro que esta vez fue más valiosa, porque Arsenal ahora era el tercero en el torneo. Igual la alegría duró poco, en la fecha 16, se viajó a Rosario a visitar a Newell´s y en un partido que era empate clavado, un zapatazo de otro partido a minutos del final dejó a Boca con las manos vacías.

   Ya en la recta final, se venció 1-0 a Quilmes en La Bombonera, se empató en 0 con Banfield en cancha del Taladro y se igualó en 1 con GELP en casa. Punto final para un campeonato que reportó 25 puntos y el puesto 11 en el mismo. Una pequeña mejora con respecto a los 20 puntos y el puesto 16 del anterior. Mejora ridícula si se tienen en cuentas los millones gastados y las ilusiones hechas añicos.

   Mucho deberá mejorar Boca en todos los aspectos para que el comentario al final del 2011 sea bien distinto.

   Los dirigentes tienen que dejar de mirarse un poco el ombligo y pensar en el bien de Boca, quizás al ser un año electoral, y el entender que por este camino ninguno de los que tienen aspiraciones tendrán chances, el espanto los logre unir como no lo hace el amor que deberían sentir por Boca.

   El cuerpo técnico que llegue deberá acertar en muchas cosas: en los refuerzos que lleguen, en los jugadores que se dejen ir, en la reconstrucción del clima interno y de la confianza propia, volver a hacer de Boca un equipo sólido, fuerte físicamente al que los rivales respetaban y temían. Menuda tarea.

   Los jugadores deben entender de una vez por todas que si son grandes ídolos, reconocidos jugadores y tienen una posición económica y social holgada, o aspiran a todo eso, es gracias a Boca y no al revés y que muchas veces es necesario tragarse sapos y comportarse como profesionales aunque no les gusten las circunstancias.

  Y por último nosotros, los hinchas, darnos cuenta que la década de oro pasó, que para que vuelva hay que tener paciencia, coherencia y mucho trabajo de base. Los que son socios que sepan elegir el año que viene una buena conducción. Los que no lo somos que sigamos alentando, apoyando y sufriendo como siempre, con la esperanza que los mejores días todavía están por venir, y que “siempre te voy a seguir, en las malas a todas partes, las buenas ya van a venir”

  

  

1 comentario:

  1. “siempre te voy a seguir, en las malas a todas partes, las buenas ya van a venir” (YA SOMOS MAS Y MAS!).

    ESTE 24 POR LA NOCHE TRABAJO; BRINDARE POR ESTE SENTIMIENTO AZUL Y ORO QUE NOS UNE.

    GRACIAS POR COMPARTIR TUS PRECISOS COMENTARIOS.

    UN GRAN ABRAZO! ... Y VAMOS BOQUITA DE MI VIDA!!!!

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