- Pisar por primera vez la canchita remodelada y ganarles de nuevo.
- Levantar el partido (0-1) y ganarlo más fácil que lo que dice el marcador (3-2)
- Ver el 222 de Martín, esta vez cabezazo de espalda.
- Ganar el segundo partido al hilo por primera vez en el campeonato.
- Ganar el primer partido como visitantes y ante un aspirante a campeón.
- Ver jugar a Román, un placer, siempre.
- Ganar el segundo clásico al hilo.
- Ver la recuperación del equipo, en todas las líneas y sobre todo en el medio de la cancha.
- La resurrección de Monzón.
- Ganar el tercer clásico del torneo, sobre cuatro.
- Dejarlos afuera de la lucha por el título.
- Ver la cara de Gallego, en primer plano, y durante largos segundos al terminar.
- Ver tanta gente, habitualmente bastante amarga, estar más amargados todavía.
- Irnos al grito de ¡¡¡hijos nuestros, hijos nuestros!!!! a boca de jarro.
- Ilusionarnos con seguir así y sacar puntos gordos para la próxima Libertadores.
Y solo lamentar que nos acordamos un poco tarde de jugar así, y de que los dirigentes no hayan tomado las decisiones necesarias en el tiempo oportuno
Estimado, a esto le llamo exorcismo!
ResponderEliminarUn gran abrazo azul y oro!