Partiendo de la base que la prioridad es la Copa Libertadores, cosa que ya se dijo, explicó, comentó y discutió hasta el hartazgo, tenemos que tener presente, que a medida que se avance en esta, muchos serán los partidos que se afronten con este equipo que jugó en Rosario o alguno muy parecido.
El tema es que se sabía de antemano lo difícil del encuentro. Y conscientemente se decidió afrontarlo con Abbondanzieri, Ibarra, Sauro, Muñoz, Krupoviesa; Roncaglia, Benavidez, Battaglia (Jrs.), Chávez; Noir y Viatri. Se volvió a insistir con el esquema de tres centrales, y los dos marcadores de punta como salida, esquema ya intentado con anterioridad sin resultados positivos.
Enfrente un rival urgido por el promedio. Que en estos momentos sigue en zona de promoción. Que estrenaba la dirección técnica de Miguel Russo. Que juega cada domingo una final de cara a su objetivo de permanecer en la primera división. Que nos hizo precio con el 2-0 final, sin haber sido una máquina de jugar fútbol ni mucho menos.
Lo realmente preocupante es la palidísima actuación de Boca. Se puede jugar bien o mal, ganar o perder, tener funcionamiento colectivo o no, volumen de juego o no, pero lo que no se puede hacer, en honor a la camiseta que se usa, seas experimentado o nóvel, supercampeón o casi debutante, es entregarte mánsamente, jugar sin rebeldía, sin intentar dejar un poco más que todo para tratar de torcer la historia, con lo que sea, aunque no se pueda.
Y Boca, hoy, fue manso, se entregó a su suerte sin luchar. Solo los ingresos de Mouche y Gaitán en el segundo tiempo permitieron insinuar una mejoría que no se concretó finalmente.
Y esto es muy preocupante de cara al futuro. Como decíamos al comienzo, se sospecha (y desea) que este o un equipo similar juegue muchos partidos, pues será la señal que se avanza a instancias decisivas en la Copa. Pero, se necesita imperiosamente un cambio de actitud y un mejoramiento del nivel de juego, pues es imperioso ganar una buena cantidad de puntos para terminar en la mejor posición posible, de cara al Apertura, que junto a este Clausura, determinarán los clasificados a la Libertadores 2010.
Pero esto podrá dejar de ser una expresión de deseos solamente si los jugadores designados para cada ocasión salen a la cancha mentalizados que a pesar de no tener chances ciertas de lograr el título, visten una camiseta demasiado grande y cargada de historia, como para no dejar absolutamente todo lo que tengan adentro en cada ocasión.
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