El miércoles 27 de febrero de 1991, los dos archirivales del fútbol argentino iniciaban su participación en la Copa Libertadores de América, en el grupo que integraban junto a los equipos bolivianos Bolívar y Oriente Petrolero.
En esos momentos solo dos equipos representaban a cada país en la Copa, integraban un grupo de 4 junto a los de otro país, y se clasificaban los dos primeros, para comenzar la eliminación directa a partir de octavos de final.
Boca estrenaba la dirección técnica del uruguayo Oscar Washington Tabárez, y venía de realizar una buena pretemporada de verano, donde comenzaba a brillar con luz propia una dupla que daría que hablar en ese semestre, Diego Latorre - Gabriel Batistuta.
Sin embargo la calurosa noche de la Bombonera, repleta como en sus mejores galas, comenzó de la peor manera imaginable.
Rápidamente, a los 9´ el visitante se puso en ventaja con gol de Borrelli, para 2 minutos después estirar la ventaja con gol de Zapata. 0-2 que parecía lapidario apenas comenzado el encuentro. Boca se lanza como puede a un ataque sostenido, que da frutos a los 28´con el descuento logrado por Latorre. Parecía que se podía, renacían las esperanzas, pero 3 minutos más tarde nuevamente Borrelli, de penal, coloca el 1-3 que a esa altura parecía sentenciar el pleito. Pero un minuto más tarde ocurre un hecho que resultará fundamental para el posterior desarrollo del partido, es expulsado Astrada, figura del mediocampo visitante. Así termina el primer tiempo, cuando había que ser muy optimista para prever lo que pasaría luego....
Desde el comienzo del segundo tiempo, Boca se lanza a un ataque arrollador para intentar torcer el rumbo de la historia que parecía escrita y sellada. Y tiene un primer premio a los 11´, cuando en un corner ejecutado por Latorre desde la izquierda del ataque, un preciso cabezazo de Blas Giunta (te acordás...Giunta Giunta Giunta, huevo huevo huevo), significa el 2-3 y el partido que vuelve a estar alcanzable. Sin embargo deben pasar otros quince minutos de ataque sostenido, para que a los 26´, Victor Hugo Marchesini (segundo marcador central), en una inolvidable corrida por la izquierda, partiendo de su propio campo, ingresa al área rival, y cuando todo el estadio espera el centro o pase al corazón del área, define fuerte al primer palo decretando el 3-3. Histórica remontada, locura total. Locura que se queda corta con la que acontece a 3 minutos del final, cuando en un rápido y contundente contragolpe, se combinan Latorre en la salida, Batistuta, en la media puntada, centro de este, y Diego Latorre, con una media tijera, entrando al área chica, define un partido increíble 4-3 inolvidable. El triunfo que marcó el comienzo de una paternidad que salvo algunos pequeños lapsos pasajeros se mantiene hasta hoy.
En la segunda rueda del grupo, y en cancha de ellos, también fue triunfo nuestro por 2-0, y en la última fecha, el empate en la Bombonera, frente a Oriente Petrolero, 0-0, derivó en la vergonzosa eliminación de la gente de Nuñez, en la primera rueda (¿te acordás, ellos seguro que no lo olvidan?), aunque con el tiempo lograron superar sus propias marcas vergonzantes.
Boca llegó en esa Copa hasta semifinales cuando fuimos eliminados por Colo Colo, cayendo en Chile 1-3 en el recordado partido en que los jugadores fueron golpeados por particulares, reprimidos por la policía, mordido Navarro Montoya por un perro policial, y el árbitro, luego de todo esto hizo continuar el partido como si nada.
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