15/4/09

Faltan 4 días, ¿te acordás del 07-03-1982?

   Empezaba el año 1982, año inolvidable para los argentinos y no precisamente por el fútbol. En marzo se estaba disputando el Torneo Nacional, pues al jugarse en junio-julio el Mundial de España, se había alterado el orden de los campeonatos locales, pues al ser el Nacional más corto, se disputó en primer lugar.

   La selección se aprestaba para revalidar el título conseguido cuatro años antes en nuestro país. El técnico del seleccionado, César Luis Menotti, había dispuesto la concentración para el trabajo exclusivo con el seleccionado de todo el plantel durante los tres meses previos al torneo. Solo el respaldo irrestricto del poder gubernamental de entonces hizo posible que semejante concentración, inimaginable hoy por hoy se pudiera llevar a cabo.

  Gran parte de los titulares de nuestro eterno rival estaban en el plantel seleccionado, por lo que llegaron netamente disminuidos. Pero, Boca, no le iba en zaga. Habían empezado los problemas económicos. Se comenzaba a desmantelar el plantel campeón de 1981. Maradona ya había sido adquirido por el Barcelona. La economía del club se deterioraría a pasos agigantados, y dos años más tarde se estaría al borde de la tan temida quiebra, que hubiera significado la desaparición lisa y llana. Pese a todo el plantel era competitivo y esa tarde se presentó una formación, de la que seguro, muchos nombres te resultarán absolutamente desconocidos. Ahí va: Gatti; Lúquez, Mouzo, Ruggieri y Córdoba; Benitez, Pasucci, Zanabria, Quiróz; Gareca y Matuszyck. Ingresando después, Iturrieta por Benítez y Giachello por Matuszyck.

   Si por lo general los clásicos suelen ser partidos, trabados, anodinos, excentos de buen juego y emociones, este sin dudas, resultó una agradable excepción (al menos para nosotros).

   Se disputó en una soleada y calurosa tarde de domingo, sin televisación en directo, con un estadio de Nuñez, sin completarse, por lo antedicho sobre la falta de muchos habituales titulares y porque no se atravesaba un buen momento económico en el país, los meses por venir serían aún peores, como tantas otras veces.

   Inesperadamente el local se puso en ventaja a los 4 minutos de juego por intermedio de Tévez (no confundir con Carlitos ni ningún antepasado). Parecía que se venía la noche y se producía uno de esos clásicos que se llevaba el más débil. Pero empezaron a suceder "cositas". A los 12´empató Ruggeri, si, Oscar Alfredo, él mismo, cuando todavía jugaba en un equipo grande. A los 30´el Tigre Gareca, otro que también todavía jugaba en un grande, convirtió un golazo de antología desde afuera del área, clavándola en el segundo ángulo. Y en el segundo tiempo, el festival de emociones. A los 8´ Cacho Córdoba pone el tercero, a los 11´Montes, el arquero rival, le contiene un penal a Córdoba, que toma el rebote y convierte el cuarto gol. A la media hora, nuevamente se anota Gareca para convertir el quinto y en el último minuto, García, lateral izquierdo del local, marra un tiro penal.

   Fue un 5-1 lapidario, que no significó nada especial en un torneo que para Boca terminó sin pena ni gloria. Pero el recuerdo se justifica porque fue la mayor goleada obtenida como visitantes, la segunda mayor que obtuvimos en el historial profesional, junta al 5-1 del Campeonato de 1959, y porque es la última vez, hasta ahora, que cualquiera de los dos rivales consigue marcar 5 goles.

   

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