Boca tenía que ganar este partido si es que pretendía no perder demasiado terreno en el Clausura. Ya lo había manifestado Ischia, ayer, "no siempre se pueden descontar 11 puntos", dijo, en alusión a la remontada del torneo anterior. Y conforme a esta premisa paró un equipo bien ofensivo desde el arranque. Con la línea de 4 defensores donde los paraguayos Cáceres y Morel, ambos lesionados fueron reemplazados por Roncaglia y Krupoviesa, con el medio que trajo la vuelta de Román, y el retorno de Pochi Chávez en lugar de Vargas, con Gaitán (lo mejor de Boca mientras estuvo en la cancha) por izquierda, Lucho y Martín completaron el ataque.
Si fuéramos espectadores imparciales, estaríamos diciendo que disfrutamos un muy lindo espectáculo. Con dos equipos que se brindaron, con sus armas, en pos de obtener el triunfo, uno para seguir en la lucha arriba, el otro para escapar de la lucha de abajo. Lo cierto es que durante todo el encuentro, los dos llegaron con peligro y dispusieron de muchas situaciones de gol. Con figuras de alto rendimiento como Caruso en el visitante y Gaitán en el local. Que tal vez, las mejores situaciones o al menos las más claras las tuvo Godoy Cruz en el primer tiempo, pero que Boca fue más oportuno y aprovecho de mejor manera la más clara que tuvo en los pies de Gaitán. Que al comienzo del segundo tiempo, fue al revés. Al salir el equipo mendocino decidido a buscar el empate, Boca, tuvo varias situaciones como para liquidar el pleito, siendo la más clara una de Lucho, que el arquero en una doble y casi milagrosa intervención conjuró. Que entonces, el que aprovechó a fondo la suya fue Godoy Cruz, con un tiro de afuera de Caruso que se clavó en el ángulo (uno similar se había ido por muy poco a los 30 segundos de juego). Que a partir de allí los mendocinos se cerraron en forma ordenada en su campo, sin resignar el contragolpe, que insunuó más peligro que el que en realidad llevó. Que Boca se mandó a fondo buscando el desnivel. Que entraron Palacios, Mouche y Benavidez, pero que no lograron cambiar el curso de un entretenido partido que se dirigió inexorablemente hacia el empate, por otra parte lógico y merecido por lo expuesto por ambos en el desarrollo del encuentro.
Pero no somos observadores imparciales, y entonces este comentario que está ajustado a lo que se vió tiene obligadamente que incluir el lamento por dos puntos perdidos, que se suman a demasiados ya perdidos en este torneo y que seguramente lamentaremos cuando se ingrese a la recta final del mismo.
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