No nos vayamos muy atrás. Pensemos en los 10 días previos al clásico. El sábado 6 pierde Boca 0-2 con Arg. Jrs., se arruina la fiesta de la vuelta de Román y se viene el súper. Borghi le da descanso al plantel domingo y lunes. El lunes 8, casi al mismo tiempo que ellos echan a Cappa, Borghi dice “no se si llego a dirigir el clásico”. El martes 9, da una vuelta en el aire y dice “ojalá sea técnico de Boca hasta junio”, todo muy claro y tranquilizador. El jueves 11 habla Martín por radio. El viernes 12 habla Román en conferencia de prensa. La vuelta de las internas en el plantel. Ese mismo viernes, Crespi, vicepresidente y representante en AFA (sí, el mismo que avalo la suspensión de la fecha por la muerte de Kirchner y como consecuencia de ello el clásico se jugó un martes y perdimos a Medel, goleador del anterior que se tuvo que ir a jugar con Chile porque los dirigentes no supieron negociar antes para que no fuera convocado), dice muy suelto de cuerpo “si el técnico no cambia hay que echar al técnico”. Mientras Ameal y Beraldi juraban y perjuraban que el Bichi seguía. El sábado 13, el técnico patea el tablero. Borra a Luchetti y cambia el intocable esquema 3-4-1-2 por el tradicional 4-3-1-2 ¿exigencia del plantel? muy probable. Lunes 15, banderazo de un sector de la hinchada frente al hotel donde concentra el equipo. ¿Apoyo enfervorizado?, nada de eso, una forma de marcar cancha en la interna de la 12 que vuelve con todo entre Di Zeo y Martín. Martes 16, pocas horas antes del partido ya TN anunciaba la renuncia de Borghi saliera como saliera el partido. Pocos minutos después Beraldi anuncia a voz de cuello que Borghi sigue pase lo que pase.
O sea, en 10 días quedaron expuestos los problemas entre los dirigentes, entre el técnico y los dirigentes, el técnico y los jugadores, los jugadores entre sí y los “hinchas profesionales” entre ellos. ¿Se podía pensar en algo distinto a lo que pasó en el partido de ayer?. Hubiera sido un milagro si Boca no perdía. Es más, se jugó para perder por goleada, menos mal que enfrente estaban ellos, que no les sobra nada, y García que respondió con creces. Y si Boca hubiera jugado un poquito, lo empataba, porque cuando estuvieron en ventaja, fue tal la pavura de los locales que solo atinaron a meterse atrás a aguantar el resultado, pese a que tenían todo servido.
Del partido, que se puede decir. Solo dos jugadas testimonian lo que fue Boca. Sobre el final del primer tiempo, con el partido empatado todo el e quipo fue a buscar un centro salvador proveniente de ¡¡¡la mitad de la cancha!!!. Promediando el segundo tiempo, ya en desventaja, error de Ferrero que le quiere pasar la pelota a su arquero de cabeza y la manda al córner. Todos a buscar el cabezazo heroico, Pochi Chávez tira el corner afuera…..¿para que comentar más?
En todos los órdenes de la vida, incluido el fútbol, se puede hacer cualquier cosa, lo que no se puede evitar son las consecuencias. En Boca, hace dos años que se viene haciendo cualquier cosa y las consecuencias son estas. Ya son 5 técnicos (Ischia, Basile, Alves, Pompei y Borghi) los que se devoró Ameal. Ahora vamos con Tito otra vez de bombero. Es demasiado claro donde comienzan los problemas de este Boca, y sin solución por ese lado, difícilmente las cosas mejoren significativamente.
Ahora empieza la danza de nombres. Cada cual operara para que sea el suyo, poco importa Boca. Ya suenan Falcioni, Giunta, Maradona, Cascini-Delgado, el Melli, hasta Cappa. Y muchos más se irán agregando. Todo muy loco, todo muy poco serio. Acorde con esta directiva, acorde con esta realidad.
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