Quizás haya sido el mal de ausencias. Quizás haya sido que enfrentamos a uno de los equipos que aparece como muy bien armado y muy sólido del torneo. O quizás hayan sido los fantasmas del primer semestre que se resisten a irse y no los podemos ahuyentar. Lo cierto es que una vez más perdimos dos puntos jugando como locales. Una vez más no cantamos victoria en La Bombonera, y ya van demasiados partidos así.
Fue empate 1-1. Fue un mal partido de Boca. Un primer tiempo para el olvido, donde si Newell´s se hubiera animado a más lo hubiera volcado a su favor. Un comienzo algo más prometedor del segundo tiempo, coronado con gol de Viatri a los 12´. La mano de Marino bajándosela, fue de antología y el arbitro, bien, gracias. El espejismo duró diez minutos. Los que demoró Newell´s en conseguir dos remates afortunados en el área y en marcar el empate en su primer llegada de la etapa. Y después, más de lo mismo, o sea poco y nada.
Boca lució muy descompensado en el medio, donde solo marcaba Rosada, rodeado como estaba por Marino e Insúa, lo que facilitaba el trabajo del doble cinco rival. Román se fue apagando con el correr de los minutos, Ibarra se fue lesionado promediando el primer tiempo, Gunino, su reemplazo no estuvo ni cerca de lo bueno que venía insinuando. El Pocho se fue reemplazado en el segundo por el Pochi, que fue muy intrascendente, al igual que Gaitán que reemplazó a un inexpresivo Mouche. Sin buena actuación de los titulares y sin respuestas desde el banco, Boca redondeó una noche para el olvido, después de las ilusiones que despertó el triunfo ante el difícil Lanús.
Ahora, diez días de inactividad, hasta el viaje a Tucumán para enfrentar al Atlético local. Estarán de vuelta los seleccionados, esperemos que en buenas condiciones. Y esperemos también volver a la senda del éxito, cosa que necesitamos con premura.
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