Ganó Vélez 1-0 y nos eliminó de la Copa Sudamericana. Así de simple, así de claro. Y agradezcamos que por un partido al menos el Pato ha vuelto a ser el Pato que conocimos y eso evitó una victoria más contundente del local.
Dicen que el lunes, luego del desastre de Tucumán, Basile les habló gravemente a los jugadores durante 9 minutos. Que les dio lo que vulgarmente llamamos un “lavado de cabeza”. Bueno, para mañana puede ir disponiendo de varios minutos más y de un barril de shampoo. Salvo honrosas excepciones (el Pato, el Pocho y Martín) que demostraron al menos voluntad y no se resignaron mansamente a la adversidad, el resto volvió a ser el mismo equipo light que nos tiene acostumbrado últimamente.
Se podrá decir cualquier cosa del Coco y de sus aptitudes técnicas, menos que no sabe diagnosticar problemas. Al comienzo de la pretemporada dijo que le faltaban “defensores feos que dieran miedo”, y un delantero con gol para acompañar a Palermo. En ninguno de los dos casos se lo escuchó y así nos va.
Somos un equipo manso, que no se enoja, en el buen sentido. Nos toquetean la pelota, nos anticipan, nos mueven de un lado a otro y no reaccionamos. Vélez nos perdonó varias veces la vida y no reaccionamos. Los laterales no paran a nadie, los centrales hacen agua, Medel no ayuda ni a Ibarra ni a Battaglia y es nulo en ataque, Sebastián no puede hacer todo solo, Román está como perdido en el campo, Noir solo un par de jugadas en el primer tiempo que llevaron algo de riesgo. Solo Palermo con su inquebrantable voluntad e Insúa corriendo y tratando de complicar se salvan. El Pato tuvo trabajo y mucho y siempre respondió bien, ninguna responsabilidad en el gol. Ya en desventaja ¿ingresó? Marino, también Viatri y más tarde Gaitán. No solucionaron ningún problema ni se notaron demasiado sus presencias.
Vélez nos superó en todo momento. Con volumen de juego, con rotación, toque, desmarque. Un equipo activo contra un conjunto apático de jugadores. Como sostuvimos en el post después de la derrota en Tucumán, cualquier equipo que nos enfrente parece el Milan de Van Basten y Gullit. Con más razón si estamos frente a uno de los mejores equipos del país.
Pasó la Sudamericana sin gloria y con mucha pena. Se terminó el invicto del Coco. Menuda tarea le espera por delante. Deberá levantar futbolística y anímicamente a un plantel que ha caído en la anomia total. Y deberá hacerlo pronto antes que sea demasiado tarde hasta para lágrimas.
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