Hace dos fines de semana deberían haber comenzado los torneos de Primera B Metropolitana y Primera C. No comenzaron. Este fin de semana que pasó deberían haber comenzado los torneos Nacional B y Primera D. No comenzaron. En este fin de semana que se acerca debería comenzar el Apertura de Primera División. Casi seguramente no comenzará. ¿Qué pasó?
Hace aproximadamente un mes, Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), amenazó con no empezar los torneos hasta que los clubes no saldaran las deudas con sus afiliados, deudas estimadas entre 30 y 40 millones de pesos en el total del fútbol argentino. Días después se sumó al reclamo el sindicato UTEDyC, que nuclea a todos los trabajadores que cumplen funciones en clubes y estadios. La deuda denunciada era de 12 millones de pesos. Unos días después el conflicto escaló de nivel, cuando el mandamás de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Humberto “Ave César” Grondona, reconoce las deudas reclamadas, culpa a la dirigencia en general de mala administración y se reúne con gente del gobierno nacional para encontrar una salida a las deudas impositivas de los clubes, que no reclamadas hasta ese momento, sale a blanquear. Así en reunión con Etchegaray, jefe de la Afip (el organismo recaudador), reconoce una deuda de 300 millones de pesos y obtiene un más que generosa moratoria (0,75 % de interés mensual, sin límite de cuotas), que ningún privado, grande o pequeño, puede siquiera soñar en este país.
Luego de estas reuniones al más alto nivel del gobierno nacional, sospechosamente Grondona, sale a enfrentar a la empresa que tiene los derechos de televisación del fútbol hasta el año 2014, exigiendo la multiplicación por 3 de los montos que recibe el fútbol en su totalidad, cosa que la empresa se niega a considerar.
Resulta más que llamativo, porque Grondona, en representación de la Afa (y todos sabemos que la Afa hace todo lo que Grondona quiere), fue socio privilegiado e hizo aprobar todos los contratos con TyC (Torneos y Competencias), la empresa titular de los derechos y cuya mitad pertenece al Grupo Clarín. De hecho, el contrato actual que vence en 2014, fue firmado en 1999, cinco años antes que venciera el contrato vigente en aquel momento, lo que constituyó un escándalo y descarado robo a todo el fútbol.
Entonces, ahora, a 5 años de la caducidad de dicho contrato, Grondona, da una vuelta en el aire y reclama la revisión total o amenaza con dar por concluido el vínculo. Se especula que tiene el respaldo del gobierno, el cual se haría cargo de la televisación a través del canal 7, oficial y el canal de cable, también estatal, Encuentro. Y esto cierra políticamente, con el enfrentamiento que tienen el gobierno y el Grupo Clarín.
Asistimos, pues, en estos días a una verdadera guerra mediática, en la que todos tienen algo de razón. Del lado de la empresa televisora, todos sus canales y periodistas ponen el grito en el cielo porque se amenaza con no respetar contratos, dicen cosas “feas” de un Grondona a quién no dejaron de adular y alabar hasta hace pocas horas, previenen sobre juicios millonarios y calamidades por el estilo. Del otro lado, se festeja la posibilidad que el gobierno se haga cargo y transparente el negocio, llamando a una pronta licitación que habilite el negocio para todos los clubes y mientras tanto democratice las transmisiones permitiendo que estas lleguen a todos los hogares argentinos. Objetivo más que loable, si fuera cierto.
La verdad me cuesta creerles a todos. No creo en una empresa que luego de saquear durante años se presenta como una pobre víctima. No creo en el papel de Robin Hood que ahora asume Grondona, indignado por el despojo que el grupo mediático le perpetra al fútbol, cuando fue él mismo el promotor complaciente de todos los desaguisados. No le creo al Gobierno Nacional, que por medio de sus locuaces partidarios se presenta como el adalid de la lucha contra los monopolios mediáticos y que no tiene ninguna intención política y económica, solo la de transparentar y democratizar un evento cultural como el fútbol, cuando cada vez que prometieron algo similar terminaron armando un problema mayor que el que dijeron combatir.
O sea, se ve un combate entre villanos, ninguno con la intención que pregona y con suficientes antecedentes poco claros como para no sospechar absolutamente de todos.
El tema, de una manera u otra se va a solucionar. Es demasiado trascendente el fútbol y tiene demasiados problemas el país, como para permitirse que el entretenimiento de las mayorías esté fuera de acción por mucho tiempo. El asunto es que una vez alcanzada la solución, es decir más plata, la cual será aportada por unos u otros, saber qué se hará con esa masa de recursos. Pero eso será tema del próximo post. CONTINUARÁ.
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