Me contó uno de los participantes, que viajando un remolcador, desde el puerto de Quequén hasta el de Buenos Aires, los sorprendió una tormenta en la mitad del viaje. La tormenta duró varias horas y el remolcador se sacudía de una manera que ellos jamás habían vivido. Entre el estruendo de la tormenta, del mar embravecido y los mil ruidos del barco que se movía para todos lados se escuchaban los gritos del cocinero: “¡¡qué se hunda de una vez esta porquería, que se acabe esta agonía!!”.
Obviamente nada de eso pasó, el barco llegó a destino y hoy esa es una risueña anécdota que se cuenta en cada encuentro.
Parafraseando al citado cocinero (que encima es muy bostero) hoy da para gritar desesperado: “¡¡qué se termine de una vez este campeonato de porquería, que se acabe esta agonía!!”.
Venimos por suerte muy mal acostumbrados los hinchas de Boca en esta última década. Será por eso que tal vez este semestre sea una tortura. Claro que hemos vivido épocas peores. Pero justamente en esas épocas no teníamos el potencial que ahora sabemos que está. Porque de ninguna podemos pensar que los grandes jugadores que tenemos, que tantas vueltas han dado, que tantas alegrías nos dieron, que nos hicieron inflar el pecho de orgullo, se han olvidado de jugar, que son este pálido presente, que son capaces de cometer los errores infantiles que se han echo costumbre.
Porque esta noche fueron otra vez, como el domingo anterior frente a Racing, errores infantiles los que posibilitaron los 2 goles de Gimnasia. Y si bien el primer tiempo, no fue malo, y era casi injusto por lo corto el empate parcial con el que terminó (más allá que el penal que posibilitó el empate transitorio haya existido solo en la imaginación del árbitro), la realidad es que el segundo tiempo, que empezó con un gol tripero de entrada, igual que el primero, fue directamente lamentable.
Cuesta creer el segundo tiempo Xeneize. El ritmo cansino, la apatía en todas las líneas. Si no fuera porque ya lo vimos en el triunfo ante San Martín de Tucumán y en la derrota ante Racing, realmente daría para dar pie a lo que sugiere entre líneas el post que antecede a este.
Falta una fecha, ante Colón en Santa Fe. Nada de lo que allí suceda alterará el calificativo de horrendo para la actuación de Boca en este semestre. Sobre todo por la nula prestación del equipo después de la eliminación de la Copa, cuando no se le pedía otra cosa que una prestación acorde con la historia de la camiseta.
Para destacar, en el último partido como locales, una vez más, la gente. La gloriosa hinchada de Boca, que una vez más, sin nada en juego, copó la cancha, alentó sin parar, nada reprochó a jugadores que tanto nos dieron, y hasta armó un show de pirotecnia en el segundo tiempo. Que diferencia con otras hinchadas que generan un silencio atroz.
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