Pasaron 37 días desde el triunfo 3-1 ante Guaraní en la Bombonera. Pasaron 37 días sin que Román jugara. Pasaron 37 días sin que Boca ganara un partido, ya sea por el Clausura o por la Copa. Volvió Román a jugar un partido completo en la Bombonera. Volvió a ganar Boca. ¿Casualidad?. Más bien opinamos que causalidad.
No fue EL partido de Román ni mucho menos. Tampoco una exhibición de fútbol total de Boca. Pero hubo una mejoría respecto a lo que se venía observando. Tampoco el rival es para rasgarse las vestiduras, pero los distinto momentos del partido supusieron pruebas interesantes para medir la actitud y aptitud del equipo.
Salió Boca muy ofensivo desde su formación, solamente con Battaglia como volante de recuperación, rodeado por Gracián y Chávez, con Román como enlace y con Mouche y el regreso de Lucho Figueroa arriba. Atrás la novedad del retorno luego de una rueda completa de Paletta, lesionado en los ligamentos de la rodilla, frente a Arsenal en el Apertura.
Arsenal, como habitualmente hacen nuestros rivales, armó dos líneas de 4, doble cinco con presión sobre Román, volantes externos con salida veloz y a los 5 minutos en la primer llegada, ya ganaba 1-0.
Boca sale furioso a buscar el empate, en el corto lapso de 7 minutos el árbitro ignora dos claros agarrones en el área visitante y cobra un penal que en realidad no había sido. Román frente a la pelota y gran atajada de Campestrini que a la postre sería la gran figura del partido. A partir de ahí se vino la noche. Durante 10 minutos Boca no jugó, deambuló por la cancha. Cuando en el peor momento, Lucho lucha un centro que se había ido largo, arma buena jugada, la toca Gracián, Pochi asiste, Lucho define y 1-1 en el momento menos pensado.
A partir de allí Boca se hace dominador del partido por el resto del primer tiempo con una actuación descollante de Pochi Chávez, que corona sus mejores minutos en Boca, con un golazo sobre el final del primer tiempo. 2-1 y a los vestuarios.
En el segundo, con Arsenal obligado a salir, se generan espacios y paradójicamente comienzan a sobrevolar viejos fantasmas en la Bombonera. No porque el equipo jugara mal, sino todo lo contrario. Se cerró bien atrás y Román más suelto comenzó a mover los hilos de las contras. Gracián se hizo importante en su despliegue, Mouche imparable y Lucho fue redondeando una actuación que le valió ser la figura del equipo y una ovación al salir. Las situaciones fueron llegando una tras otra. Y una tras otra fueron conjuradas por Campestrini que justificó a la vista de todos su convocatoria a la Selección Nacional. Fueron seis jugadas netas, entre mano a mano y remates desde afuera que conjuró el arquero, más un par de tiros que besaron los palos y en los que estaba ya vencido los que alimentaban los fantasmas de otra posible pérdida de puntos, como contra Banfield, San Lorenzo o Defensor Sporting en los últimos minutos. Pero Arsenal no estuvo ni cerca de lograrlo y el partido se consumió trayendo una victoria más que necesaria desde el punto de vista anímico sobre todo.
De cara al jueves, un par de certezas. Román volvió con un nivel aceptable teniendo en cuenta el tiempo sin jugar y mantuvo e incrementó ese nivel con el correr de los minutos, llegando a jugar el partido completo. Lucho se confirma una vez más como el reemplazante natural de Martín. Paletta volvió mejor de lo previsto. Roncaglia muy bien como lateral derecho, notable el segundo tiempo de Gracián, sobre todo en una faceta desconocida en él, la del sacrificio y recuperación. Asimismo muy destacable el primer tiempo de Chávez, en recuperación, en juego ofensivo y encima hoy con gol incluido.
En suma, mejoría colectiva e individual para alimentar el optimismo en un semestre donde lo más importante todavía se está por jugar.
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