Rayos, truenos, lluvia torrencial. Noche de copa con cancha pesada. Noche de copas como en los viejos tiempos. En honor a la verdad, a diferencia de los viejos tiempos la cancha aguantó muy bien el aguacero, el drenaje fue perfecto y lejos se estuvo de los lodazales de hace un par de décadas.
En medio de ese clima desfavorable Boca sacó adelante un partido chivo, ganó por la mínima y dejó la serie encaminada como para definirla en casa la próxima semana.
Inter fue un duro rival. Pese a las ausencias que tuvo por lesiones, contagios de covid y sanciones, complicó a Boca en muchos pasajes (se perdió dos goles increíbles, uno con el partido empatada y el otro que pudo ser el de la igualdad) y que con su rendimiento realza la importancia del triunfo y la actuación Xeneize.
Las mayores dudas que presentaba el equipo que plantó Russo era en la fase defensiva, en las transiciones ataque - defensa la formación lucía desbalanceada toda vez que Cardona-Carlitos no aportarían mucho en defensa y esto obligaría a tener más participación en esa fase a Salvio-Villa. Por momentos, sobre todo en el primer cuarto de hora y en los últimos quince minutos, esto se hizo más notable, pero el notable rendimiento de la zaga central, sobre todo Izquierdoz, disimuló los problemas. En el resto del partido un muy buen rendimiento del equipo, con figuras sobresalientes como el citado Izquierdoz y sobre todo Cardona.
Otro gran partido del colombiano, convertido en eje del equipo. Juega suelto, maneja los tiempos y decide si el toque corto y el lanzamiento en largo para sorprender a la defensa rival. Boca es un equipo que parece caracterizarse en aprovechar los momentos de los partidos. De a ratos presiona arriba y trata de tener al rival contra su arco. Pero también sabe retroceder, plantar dos líneas de 4 en su propio campo y jugar a la contra aprovechando las velocidades de Villa y Salvio, la conducción de Cardona y la sapiencia de Carlitos.
Villa tuvo muchísima participación, desbordó y fue punzante, pero resolvió casi todo mal. Solo una de las muchas que tuvo la definió correctamente y el arquero la sacó por arriba del travesaño. Con muchísima menos participación Salvio (volviendo de un desgarro) fue más decisivo toda vez que asistió a Carlitos en lo que sería el gol del triunfo. Todo lo que se obnubila el colombiano cuando pisa el área lo tiene claro Toto en la misma situación.
Carlitos como centrodelantero jugó un partido más que correcto. Sin muchas intervenciones, pero sí con mucho despliegue, termina convirtiendo el gol como un típico centrodelantero que termina la jugada bien metido en el área rival. Y encima nos regaló el momento emotivo de la noche cuando en el festejo del gol se sacó la camiseta y abajo llevaba la original que vistió el Diego en la mítica noche de abril de 1981, la del 3-0 a ellos. Una camiseta que brilló en una noche de lluvia y barro y que volvió a hacerlo 39 años después en las mismas condiciones. Como para afirmar que "las brujas no existen, pero que las hay, las hay".
Se dió un paso importantísimo, pero solo eso. No hay lugar para relajamientos, el miércoles próximo hay que terminasroles próximo hay que terminar la faena. Racing espera rival en cuartos. No hay que dejarlos esperando.
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