Todo sigue igual

 Cuarto empate de Boca en cinco partidos jugados y otra actuación que deja mucho que desear. Desde ya que es casi imposible analizar un partido que se dio en el marco de un temporal de agua y viento, con una cancha que no soportó de la mejor forma el evento metereológico, cosa que no sucedió en otras y que tiene que ser un llamado de atención al mantenimiento de La Bombonera.

Pero si no es analizable el juego en sí, se pueden ver algunas cosas que se siguen produciendo y son más que preocupantes. Ocho cambios, si 8 cambios realizó Russo en el equipo que venía de clasificar en Copa Argentina. Si pensábamos que ese partido debiera ser el trampolín anímico para empezar a remontar, el dt se encargó de fulminar este supuesto. Solo Rossi, Izquierdoz y Pavón repitieron titularidad. Así es muy difícil encontar funcionamiento y ritmo.

Boca es un equipo en formación, con carencias en determinados puestos, con la obligación de realizar retoques para encontrar el funcionamiento, pero si los cambios son bruscos y constantes es imposible encontrar una línea de juego. ¿A qué quiere Russo que juegue Boca? ¿a presionar arriba como hace de a ratos? ¿a jugar de contragolpe refugiado en su campo como por otros momentos? ¿busca recargar el juego interno o prefiere atacar por afuera? ¿si ya veías como vendría el tema de la cancha pesada, por qué jugó Fabra?

Interrogantes que se renuevan y repiten semana a semana y que a esta altura hablan más de la desorientación del cuerpo técnico que de la de los espectadores que miramos azorados como pasan los minutos sin que Boca genere riesgo en el arco rival. Cinco partidos, cuatro puntos, dos goles. Los números son elocuentes, más allá de que 2 partidos fueron con pibes de la cuarta no podemos seguir excusándonos en eso (que es verdad) o en los desastrosos árbitros que parecen equivocarse para el mismo lado (ayer el gol de Argentinos vino de un no-foul sancionado y si eso fue infracción fue también el penal no cobrado a Izquierdoz y la mano clara tampoco sancionada con penal). Son demasiados y evidentes los errores que se comenten antes y durante los partidos y son todos nuestros. Hay tiempo aún, pero se necesitan respuestas y mejoras urgentes.