Preocupación aumentada

 Boca pasó de fase en la Copa Argentina. Boca ganó 2-1 dando vuelta el resultado adverso de la primer media hora. Boca jugó con un mix de titulares y suplentes, dando rodaje al tercer arquero y a varios pibes de las inferiores. Quien lea esto y no conozca el contexto del partido hasta puede pensar en una meritoria actuación Xeneize. 

Pero el contexto marca que el rival era Claypole, que hace 45 días jugaba en la Primera D (categoría amateur) y ascenso mediante lo hará este año en Primera C (semi profesional). También que este era su primer partido oficial de la temporada, mientras para Boca era el cuarto, y, pese a las diferencias notorias y abismales en todos los aspectos hizo un papel más que digno, incluso mereciendo ir a los penales.

Lo de Boca fue indefendible. Solo algunos arrestos individuales y sobre todo la diferencia de preparación física posibilitaron el triunfo. Eso y la destacada actuación de García que tapó dos mano a mano y un poco la suerte en la última jugada que le negó el empate a Claypole.

La primer media hora fue un espanto. Se jugó como quizo Claypole, que, como Sarmiento el domingo pasado salió como para aguantar y terminó dominando ante la absoluta pasividad de Boca. En esa media hora generó dos chances y logró la ventaja. Claro que lo pagó físicamente, y sin ese respaldo la diferencia de nivel futbolístico se hace notar, aún con el desgano con el que jugaba Boca. Bastaron algunos chispazos de Cardona y la enjundia de Villa para que llegara el empate y por poco la ventaja en el marcador.

En el segundo tiempo Claypole se paró más atrás como para aguantar el empate y lo hizo bien. El dominio de Boca era más visual que efectivo porque no llegaba con el riesgo necesario. Debieron entrar Soldano y Maroni, para que este último en una apilada de derecha hacia el medio lograra la ventaja pasada la media hora. Pero, ni aún en ventaja, con un rival inferior físicamente y obligado a salir a buscar la hazaña, Boca lo pudo liquidar y terminamos sufriendo en la última pelota.

Niveles individuales bajísimos como el de Capaldo y Zambrano (¿de verdad es internacional?), pibes que no lograron repetir buenas actuaciones como Varela y Medina, otros embarullados como Zeballos y Vázquez, los ya citados chispazos de Cardona, el desequilibrio de Villa y poco más. Demasiado poco pensando en los próximos dos domingos. Aún hay tiempo, pero no demasiado para mejorar