Frotate los ojos, pellizcate, convencete que no es un sueño. Si, Boca, el Boca de la crisis interminable, el Boca donde todos se llevan mal con todos, el Boca donde el técnico está por ser echado sin perder, ese Boca, se despachó con 7 (siete), si, 7 goles en Liniers en lo que ha sido la derrota más abultada de Vélez como local en toda su historia.
Son esos partidos que se dan de vez en cuando, esos partidos donde todo sale bien. Nadie con el el 2-1 del primer tiempo, que fue parejo, en el que Andrada sacó un par de pelotas con destino de gol, podía pensar lo que vendría en el segundo tiempo. Máxime cuando de arranque otra vez Andrada evita el empate, pero en una ráfaga que va de los 7 a los 18 minutos se alcanzó un lapidario 5-1, que se decoró con dos goles más en el último cuarto de hora.
Una efectividad casi perfecta. Boca llegaba, lastimaba y convertía. Un Boca que fue un homenaje al juego del de hace un año (justo el día que se cumplía un año de la consagración pre pandemia). Un Boca ambicioso, que retrocede para tener espacios y que los aprovecha en gran forma.
Sorprendió Russo con la inclusión de Maroni de entrada en lugar de Zárate y el equipo lució más equilibrado con un 4-4-2 cuando defendía (Carlitos y Cardona arriba y Maroni y Villa volanteando), para ser un 4-2-4 en ataque . Villa jugó por izquierda, como debe ser y fue imparable corriendo al espacio o triangulando con Cardona y Fabra. Maroni no se encasilló en la derecha sino que lo hizo enganchando hacia el medio y Carlitos, que no brilló hizo un trabajo silencioso pero muy efectivo, moviendo a los centrales.
Obviamente en un triunfo semejante abundan los puntos altos (además de los citados, el partido de Campuzano, coronado con un golazo al final, fue impecable) y pocos puntos bajos. Siguen dejando dudas Capaldo al que le sigue faltando oficio más allá de una voluntad y unas ganas inigualables y Zambrano que no termina de asentarse y peor aún como segundo central. Falto de timming, comete muchos foules evitables y queda mal parado muchas veces. Esperemos que Izquierdoz pueda estar en la próxima.
La conclusión final es que ni todo era tan malo antes ni todo es tan bueno ahora. Debemos, aunque parezca increíble tener más paciencia cuando las cosas salen más o menos y bajar la euforia cuando de pronto sale todo. El camino es largo y al final llegará a festejar el más equilibrado. Por de pronto una gran alegría y una semana tranquila por delante. Nos hacía falta a todos
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