22/3/21

En el Reino de las Dudas

 Decidido y fuerte paso atrás de Boca en todos los sentidos. Primer derrota del año a manos de Talleres (1-2) en un partido que dejó expuestas todas las carencias que se venían insinuando y que los resultados iban tapando, de juego, de esquema, de rendimientos, de reacciones desde el banco de conformación del plantel y de convivencia dentro del mismo.

Parecía luego del clásico que por fin Russo había encontrado un esquema que le permitiría disimular carencias varias con 3 centrales en un sistema 3-5-2. Pues no. Como decíamos en el último post, en la práctica final sacó a Rojo y puso a Almendra, volviendo a un 4-4-2 o 4-3-3  dependiendo que Maroni bajara o fuera extremo. El fracaso fue clamoroso. Vimos un primer tiempo pavoroso al nivel del de Santos en Brasil. La mayor virtud de los 3 centrales era disimular los problemas defensivos de los laterales. Todis sabían que Talleres pondría al veloz Valoyes a enfrentar a Fabra y sus problemas de marca. Pues bien, eso pasó, lo volvió loco, obligó a Izquierdoz a tener que cruzar contínuamente, resultó amonestado y se hizo visible los problemas de relación entre ambos, que ojalá sean solo de la calentura del partido, aunque parece más profundo. 

Talleres plantó presión en el medio, tapó a Campuzano y apuró a los centrales con lo cual recuperaba rápido, además de anular el comienzo del circuito ofensivo de Boca. De esa presión y una mala salida de Andrada vino la apertura del marcador, en la única llegada de riesgo del visitante en la etapa, porque así como se jugaba a lo que ellos querían no por eso llegaban a situaciones de gol. Pero el problema era Boca. Negado el primer pase en salida, sin posibilidades de saltar la presión con pelotazos a buscar la segunda jugada porque no se tenía un delantero de referencia, con Almendra perdido hasta casi el final de la etapa cuando apareció con algunos destellos de calidad, todo se reducía a un despliegue enorme de Tevez intentando bajar a conectar con el medio o alguna corrida de Villa por izquierda.

Si el entretiempo debe aprovecharse para solucionar problemas de funcionamiento, Russo con los cambios se encargó de profundizarlos. Puso a Rojo por Izquierdoz (amonestado, impreciso y nervioso), a Buffarini por Campuzano (golpeado) a Mauro por Almendra y a Soldano por Maroni. Con lo cual conformo una línea de 4, a Capaldo y Medina como doble 5, a Mauro como extremo izquierdo, pasando Villa a la derecha y Carlitos por detrás de Soldano. Todo un descalabro que fue para peor. Porque Capaldo se descontrola y deja las contras regaladas, Medina liviano, Mauro anulado contra la raya, Villa perdiendo peso sobre la derecha y Soldano irrelevante como habitualmente. Este panorama desolador se disimulaba porque Talleres dejó de presionar arriba y solo se agrupó en su campo, lejos del arco esperando una contra. Boca se estrelló contra su propia impotencia y llegó al empate de la única manera que podía hacerlo. En un corner un gol en contra de alguien que intenta despejar. Y entonces si, en esos últimos 10 minutos se vio en toda su dimensión los problemas de Boca. Porque ni siquiera tuvieron la inteligencia (o que se lo marcaran desde el banco) de asegurar un empate casi milagroso y se jugaron al golpe por golpe para ganar. Ahí si Talleres llegó, Andrada salvó, hasta que no pudo salvar la última pelota y fue derrota. La primera sí, pero que duele y mucho por el contexto y por lo que se avizora.

En 3 días toca Copa Argentina contra un rival del Nacional B (Defensores de Belgrano) como antesala a clasificar a octavos de final y quizás reeditar el clásico. Encima el domingo próximo tocará Independiente con la obligación de ganar si o si para no perder el tren de los 4 punteros. Algunos dirán que lo mejor para recuperarse de un golpazo es jugar enseguida. Es verdad. Si se gana. Si no, puede recibirse un golpe demoledor. 


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