21/11/20

Que no se te haga costumbre, Boquita

 



Segunda derrota al hilo. Segunda derrota al hilo en casa. Habrá que ir muy atrás en el tiempo para encontrar algo así. Lo cierto es que Boca volvió a perder, esta vez 1-2 frente a Lanús y se puso complicado el panorama en la Zona 4 de esta Copa de la Liga Profesional.

Boca literalmente regaló el primer tiempo. Actuaciones individuales bajísimas conspiraron contra cualquier noción de juego de equipo. En el mix de "titulares y suplentes" los "suplentes" fallaron todos. 

Jara es mucho entusiasmo y poco rendimiento. Más es un caso perdido, hace todo mal. Zambrano como marcador central izquierdo tuvo errores no propios de un jugador internacional (la marca del delantero visitante en el segundo gol fue típica de un solteros vs casados). Maroni, que contra Talleres estuvo perdido sobre la derecha, mantuvo el nivel y estuvo perdido sobre la izquierda. El Pulpo González demostró que hace un año que no juega. Mauro alternó más malas que buenas (y eso contando la mejoría del segundo tiempo) y Wanchope, tal vez el menos responsable, sobre el final cumplió con su cuota goleadora, aunque se lo ve lento y falto de estado. 

Obviamente semejante panorama llevó a jugar mal a Licha López, que no daba abasto atrás, a Campuzano que lucía solitario y a Villa. A detenerse un momento en Villa. Anoche jugó por derecha, y como el domingo pasado por izquierda, luce pasado de revoluciones y carente de variantes que no sea tirar la pelota hacia adelante y correr. Cuando los defensas lo esperan escalonados, su previsibilidad lo hace perder mucho más de lo que gana.

Lanús, con poco, fue claro dominador de ese primer tiempo en el que se fue con dos goles de ventaja, que pudieron ser más (como habitualmente Andrada responde cuando se lo llama), con el simple argumento de estar bien parados y atacar rápido y al espacio una vez recuperada la pelota.

En el segundo tiempo el panorama fue distinto. Solo dos cambios al inicio del complemento le cambiaron la cara a Boca. Cardona por Maroni, Capaldo por González y el equipo fue otra cosa. Plantado en campo rival, comenzó a llegar y a hacer figura al arquero de Lanús. Más tarde el ingreso de Buffarini por Jara mejoró la llegada por derecha y fue una opción para que Villa intentara algo distinto. Cardona manejó los ataques, Campuzano tuvo en quien descargar, Capaldo se soltaba y Mauro era mejor abastecido. Sin ser una maravilla fue otro Boca. Lástima que el gol del descuento tardó tanto en llegar (42´) que no hubo tiempo de empatarlo. Pudo llegar mucho antes, lo evitó el arquero en dos cabezazos netos de Licha López, la lentitud de Wanchope para definir un par, la mala puntería de Mauro en un par de tiros y también colaboró el árbitro no pitando una clamorosa mano-penal a remate de Villa.

No hay que hacer un drama de esto. Los cañones y la atención estarán puestas en el miércoles, en Porto Alegre en la ida de octavos de final. En esa Copa y no en esta se juega lo importante de esta parte del año. Hay que pasar rápidamente la página, pero tomando nota del desbalanceo del plantel y de los necesarios retoques para el futuro cercano.

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