A riesgo de decir una obviedad digna de Perogrullo, el fútbol tiene dos fases, una ofensiva y una defensiva. Boca fue a la cancha de Vélez con varios condicionantes a enfrentar el "primer tiempo de un partido de 180´" y manejó muy bien la parte defensiva, fracasando rotundamente en la ofensiva.
Alfaro, a 72 hs. de un partido durísimo en una cancha pesada y embarrada (vs. Paranaense) que sucedía a otro de 72 hs. antes en las mismas condiciones (vs. Godoy Cruz), era consciente de las limitaciones físicas de los propios, pero también de las fortalezas de los ajenos. Vélez es un equipo intenso, sobre todo de local, que presiona sobre la salida y ataca rápido sobre los espacios, con dos extremos bien abiertos, con mucha ida y vuelta, laterales que se suman y volantes que acompañan. Minimizar ese juego y dejar la serie abierta para definir en La Bombonera era el objetivo. El 0-0 permite afirmar que ese objetivo se cumplió.
Este Boca es pragmático y no se le caen los anillo si hay que pararse en el propio campo con un 4-4-2 bien definido. La idea fue negar espacios al rival y con dos externos bien abiertos (Nandez-Pavón) explotar las espaldas de los volantes en contragolpe y a su vez frenar la subida de los laterales. Mauro suelto y Wanchope entre los centrales completaban el panorama ofensivo. Pero esto no funcionó, un poco porque se sigue extrañando horrores el juego de Bebelo que era el que conectaba los bloques defensivo y ofensivo y otro poco (mucho) por méritos del rival, que bien parado obligó continuamente a buscar saltar líneas jugando al pelotazo a Wanchope y apostando a la segunda jugada. Muy pocas veces dio resultado y la consecuencia es que casi no creamos situaciones de gol.
En la parte defensiva el desempeño fue bueno. Buffarini controló muy bien a Vargas, los centrales no tuvieron grietas durante casi todo el partido y Más alternó buenas y malas frente a Bouzat, que lo complicó sobre todo en el segundo tiempo. La prueba que la parte defensiva rindió es que Vélez en el primer tiempo tuvo una sola opción de gol, en un contragolpe en el que se resbala Izquierdoz, y en gran parte del segundo tiempo siguió la misma tónica. Pero en los últimos quince minutos se hizo ostensible la merma física de Boca, los cambios no lograron disimular esto (entraron Carlitos, Villa y Campuzano) y Vélez siguió atacando y presionando. En ese cuarto de hora final apareció Andrada en toda su dimensión y fue él (y un par de veces los palos) los que impidieron que Vélez se llevara un triunfo que a esa altura era merecido.
Todo estará por definirse este jueves. En caso de empate en 0 habrá penales, cualquier otro empate clasificará al visitante. Obviamente el que gane pasará. Ahora lo principal pasará por recuperar los físicos de los jugadores y sobre todo ver el grado de lesión de Wanchope que salió con una molestia y si Benedetto estará a disposición (estuvo concentrado pero no fue ni al banco). No será un partido exento de peligros y si bien Vélez baja algo su rendimiento como visitante, sus virtudes estarán presentes y no olvidemos que pasó a esta fase venciendo en la ida a Lanús 2-1 como visitante.
Pero de todo esto habrá que empezar a pensar a partir de mañana. Esta noche toca el sorteo de octavos de final de la Libertadores (y el cuadro posterior) y sabremos que nos depara el futuro inmediato.
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