25/2/19

Hay que creer en milagros

Habrá que hacer mucha memoria y retroceder bastante en el tiempo para encontrar un primer tiempo en el que Boca no haya pateado al arco rival. Es más, que no haya siquiera entrado al área con alguna chance. Algunos asemejan a este partido en Florencio Varela al de Argentina-Brasil por el Mundial de Italia 1990, por la absoluta superioridad de uno en el primer tiempo y por el resultado favorable al otro por la mínima al final del partido.
Defensa y Justicia hizo honor a su condición de puntero hasta ese momento y de su invicto (impensable) de 19 fechas en ese primer tiempo. Literalmente nos pasó por arriba. Solo las intervenciones de Andrada, una salvada de Licha López y la mala puntería de ellos nos salvó de terminar perdiendo, y por varios goles, ese primer tiempo. El esquema ideado por Alfaro no funcionó para nada. El medio no sostenía el juego, con Marcone desbordado y presionado, Almendra perdido y Campuzano intermitente. Los laterales no daban a basto con el toque rival y no subían, Mauro como virtual enganche no aparecía y Tevez-Benedetto aislados no participaban del juego. Recién a sobre el final de la etapa la orden para Mauro fue de ubicarse como volante por izquierda y formar un 4-4-2, ahí pareció encenderse una luz.
Ya el segundo tiempo no fue igual. Por un lado Boca mejor parado en la cancha pudo llevar el juego unos metros más adelante y por otro Defensa empezó a sentir el ritmo infernal que mantuvo toda la etapa inicial y que no pudo sostener. Encima, sobre los 10 minutos, Campuzano se suelta y llega al área rival, habilita a Carlitos y este saca un tiro que parecía fácil pero que el arquero se las ingenió para que fuera complicado y se convirtiera en el gol que a la postre sería definitivo. Entraron Bebelo por Mauro y Wanchope por Pipa. Defensa fue y fue pero sin la frescura y la claridad del primer tiempo a punto tal que fueron más peligrosas las esporádicas contras de Boca como para anotar en el marcador.
Se ganó y es bueno. Estamos en zona de Libertadores con cierto margen. Pero como dijo hace unos años un muchacho que de esto sabe algo "hay que tratar de jugar bien porque un día la suerte se acaba". Lo dijo un tal Juan Román en medio de una racha positiva pero con un juego que dejaba que desear. No nos podemos permitir otro partido así porque difícilmente zafemos. No queda otra que seguir trabajando e intentando.

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