29/4/12

Ilusionados en lo que viene

    Hay partidos, y momentos o situaciones dentro de los partidos que muestran el estado de ánimo de un equipo o un plantel, y permiten inferir a partir de eso como puede llegar a ser el porvenir.

   En tiempos no demasiado lejanos, cualquier contratiempo, por pequeño que fuera, era una valla insalvable para Boca. Eran momentos de vagar por la mitad de la tabla, con tendencia a hundirse, épocas frágiles de ánimo, en la que un gol en contra, una expulsión, resultaban decisivas en el partido y comprometían el futuro inmediato. No es así ahora.

   Ayer, si bien no era el partido más comprometido, Colón es un equipo que intenta tener la pelota y jugar ofensivamente, no es de cerrarse en demasía contra su arco y tampoco abusa del juego fuerte para imponerse. Ideal para un Boca que se siente cómodo con espacios donde tocar. Y así venía la cosa hasta los 40´ del primer tiempo. Si bien no desarrollaba una superioridad aplastante, Boca era más, manejaba el ritmo del partido, anotaba las mejores llegadas y llevaba el control con paciencia y tranquilidad, como dando por descontado que la ventaja en algún momento llegaría. Y llegó a los 35´con un golazo de Silva (de a poquito el uruguayo empieza a pagar con goles que valen 3 puntos). Todo estaba en orden.

   Pero a los 39´una fuerte entrada de Insaurralde merece la roja de Beligoy (¿una amarilla no hubiera sido suficiente?), y a partir de ahí se trastocaron los papeles. Falcioni priorizó mantener el orden defensivo y sacó a Cvitanich para que Caruzzo ocupara un lugar en la zaga.

   En el segundo tiempo, en desventaja numérica y con ventaja en el marcador, Boca intentó tener la pelota (sabiamente administrada por el más sabio en esos menesteres, Román) y si bien no llegó tanto, nunca resignó la voluntad de intentar liquidar el partido. Pero empezó a sufrir atrás los embates de Colón que comenzó a hacer cambios ofensivos. Entonces, Orión volvió a ser el arquero que irradia seguridad, como nos tiene acostumbrados.

   Pero, y acá está la mayor muestra de prueba anímica superada, a falta de 10´se hace expulsar tontamente, por protestar, Clemente Rodríguez (sería conveniente si todas las protestas son sancionadas con igual severidad por este árbitro). Fueron 16´contando el recupero con dos hombres menos. Y entonces se entró en el terreno de la heroicidad. Afuera Román, adentro Sánchez Miño, afuera un agotado Silva, adentro Blandi, 4-3-1 en el esquema táctico y a aguantar.

   En el momento de quedar con 9 y hasta el pitazo final, más allá del buen tono que mostró el equipo en la cancha (nunca Colón lo metió contra el arco y lo asedió continuamente), el hecho más destacable estuvo afuera. En la tribuna. Y no porque sea sorpresa, sino porque en una época rara, donde a mucha prensa se le ha dado por alabar en demasía a equipos e hinchadas que no se han destacado históricamente por su “aguante futbolero”, el espectáculo que brindó el Jugador Número Doce, fue emocionante. La Bombonera tembló, latió o lo que mas te guste, en serio. El aliento a los 9 que quedaban en cancha fue continuo y conmovedor. Un hito más en la simbiosis hinchada-equipo que viene desde el fondo de nuestra historia.

   Y si de destacar actuaciones se trata, más allá del gran partido de Orión y del gol decisivo de Silva, capítulo aparte para un jugador muy cuestionado por lo general, pero que viene teniendo más que buenos rendimientos en los últimos partidos y que ayer directamente fue un león en la cancha, Walter Erviti. Jugó, manejó la pelota, las peleó todas, regó la cancha con sudor, fue socio de Román. Realmente el Erviti que Boca fue a buscar el año pasado.

   Pasó la fecha 12, y Boca es el único puntero. Falta mucho, la parte más dura, pero el protagonismo está, y está en las 3 competencias. Único equipo en el país que lo hace y con buen pulso. Ayer se dio una prueba de carácter fundamental, para la propia tranquilidad y para preocupación de los rivales.

   Boca está de pie, luchando por todo. El tiempo dirá si gana algo. Pero, seguro, será protagonista. Y eso por sí solo, no es poca cosa.

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