Una grata sorpresa nos ha deparado la actuación de la Selección, que ayer venció 1-0 a Alemania, en Munich con gol de Higuaín en el primer tiempo.
Y la sorpresa es más grata teniendo en cuenta como se viene desarrollando el camino hacia el Mundial. Después de la traumática clasificación, vimos un paseo español que no se reflejó en el marcador (1-2) y una goleada de una selección virtual como Catalunya (2-4). De ahí que este partido, el último importante antes de Sudáfrica revestía más prevenciones y riesgos que otra cosa.
Tampoco es que vamos a echar a volar palomas y a creernos ya en la final, ni mucho menos. Pero, sobre todo en el primer tiempo, vimos una idea de juego, un compromiso del equipo en pos de ganar el partido, maniatando al rival en su propio campo. No es que hayamos visto la gran revolución táctica, pero vimos un 4-4-2 sólido, con la defensa bien cerca de los medios, con Mascherano un poco más atrás de Verón, cual un líbero del medio, el pelado de Estudiantes como eje del juego, dos volantes bien abiertos y con mucho recorrido, Di María (la figura del partido) por izquierda y Jonás por derecha, y arriba Messi (aún en deuda, pero sin notarse al no ser tan dependiente de él el equipo) y Higuaín como centrodelantero, preocupando y convirtiendo.
El segundo tiempo fue más flojo, se replegó Argentina, dominó Alemania pero sin llevar riesgo en consonancia al dominio del balón. Empezaron los cambios, Clemente por el lesionado Heinze, Burdisso por el también lesionado De Michelis, Tévez por Higuaín y Bolatti, a poco del final por Verón.
En suma, una buena prueba como para recuperar el optimismo que hace rato perdimos. Una demostración que se puede aspirar a realizar un buen Mundial, el material está, será cuestión de seguir trabajando para redondear el objetivo.
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