29/11/09

Sin perdón

   Saber perdonar y ser tolerantes, son dos aspectos importantes que hay que tratar de observar en la vida cotidiana. Cuanto más si se trata de fútbol, que como cualquiera sabe no es lo más importante ni mucho menos de la vida.

   Entonces siguiendo esta lógica de pensamiento se tienen que perdonar muchas cosas de la actualidad Xeneize.

  Se puede perdonar un año pésimo, donde no ganamos nada ni peleamos por nada. Se puede perdonar a la dirigencia que un día le renueva el contrato a un técnico que hace de la apuesta a las inferiores su característica principal, lo “renuncia” a los 6 meses y trae a un técnico que nunca apuesta por los pibes. Se puede perdonar que la principal excusa para traer a ese técnico sea su “manejo” del vestuario, una manera elegante de sacarse de encima la responsabilidad de meter mano en un plantel desgajado por las internas. Se puede perdonar en aras del agradecimiento por todo lo dado, que los jugadores tengan un año desastroso, no ganen nada, se peleen más entre ellos que con los rivales. Se puede perdonar que el equipo tenga una falta de trabajo alarmante, que cuando perdió a Román no tuvo nunca un plan B para reemplazarlo (se sabía que el cuerpo técnico no es muy adicto al trabajo). Se pueden perdonar todas estas cosas y mil cosas más.

   Pero lo que no se puede perdonar, lo que no tiene perdón es jugar como se jugó en el Nuevo Gasómetro. Se puede perder, es lógico, está dentro de lo posible, pero es imperdonable perder así. Fue 3-0, fue baile, fue cómodo y nos perdonaron la vida. Solo los inquietamos en los primeros tres minutos, después nada de nada. No hubo jerarquía, no hubo rebeldía, no hubo dignidad. Ni siquiera un golpe que mostrara impotencia y bronca por lo que pasaba. Dio la sensación que todo daba lo mismo. Y encima de soportar el baile en la cancha, el grito hiriente y burlón en los oídos de todos los hinchas, los que realmente sufrimos durante todo este año. Eso es lo que no tiene perdón. Rifar la mística, no hacer honor a los colores (salvo honrosas excepciones que todos conocemos). Eso es lo que duele. Eso es lo que puede ni debe tener perdón.

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