Perdimos 2-1 en Rosario, y ahora todo queda demasiado lejos.
Ni por asomo merecimos la derrota. De arranque y de tiro libre, arrancamos abajo. Otra vez muy discutible la acción del Pato. Bajo la lluvia la remamos, sufrimos mucho, el Pato sacó tres pelotas de gol y llegamos al empate también de tiro de libre, golazo de Krupoviesa.
En el segundo todo venía bien. Rosario se venía, no inquietaba y dejaba espacios. Se lo pierde Martín de chilena, se lo pierde el Pocho, se lo pierde en forma increíble Gaitán abajo del arco en un contragolpe fenomenal de Insúa. Y cuando parecía que el gol caía como consecuencia lógica de la mayor jerarquía de equipo, grosero error de Monzón dejando entrar a Castillejos al área y error de principiante del Pato que por querer adelantarse al centro atrás regala el primer palo y el segundo gol de Central es una realidad cuando ni el más fanático de sus hinchas lo soñaba.
Después fue ir e ir. Dos veces se lo vuelve a perder Gaitán. Y en la última jugada del partido, tiro libre a treinta metros del arco. Monzón, ejecutor inesperado revienta el travesaño, la pelota pica en la línea y va a las manos de un arquero ya vencido.
Vino muy cambiada la mano, justo en el primer partido sin Román se corta la racha. Demasiado castigo para un equipo que pagó caro la falta de definición en el segundo tiempo. Pero la tabla moral no existe en la realidad, ahí mandan los puntos y estos se ganan con goles. Los que no metimos en el arco ajeno y regalamos en el propio.
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