Ganó Boca, y por un rato volvió a la cima del torneo. Goleó Boca y es un soplo de aire fresco en medio de las malas noticias de octubre. Ganó y goleó a un rival que en la previa asomaba como de mucho cuidado. ¿Jugó un gran partido?, ¿fue una máquina de fútbol?. No, pero fue en busca del resultado y sobre todo fue muy efectivo. Porque de arranque presionó arriba, forzó el error del rival y generó un par de chances claras y cuando Arsenal emparejó el juego (y llegó con chances) fue efectivo. Primero con una linda tijera de Carlitos y sobre el final de la etapa con una corajeada de Wanchope que definió a fuerza de rebotes. Encima, ni bien iniciada la segunda etapa y cuando de nuevo el visitante estaba cerca del descuento, Fabra llegando al fondo define en el primer palo. Tres goles de ventaja, por medio de Carlitos, Wanchope y Fabra, tres más que cuestionados y observados con lupa, de ahí el título del post.
Boca se plantó en teoría con un 4-2-3-1, que por momentos fue 4-1-3-2 con Capaldo saliendo del doble 5 y formando línea con Villa (de buen partido) y Bebelo (con pinceladas de su genio), pero durante largos pasajes con Carlitos bajando fueron 4-1-4-1.
En el complemento, Mauro entró por Villa, Salvio por Carlitos y Hurtado por Wanchope. Luego del tercer gol el partido entró en una meseta hasta la ráfaga de los últimos 8 minutos. Descontó el visitante con un gran tiro libre, un par de minutos después pase filtrado de Bebelo y Mauro define el cuarto. Para el final, desborde de Salvio y Fabra logra su impensado doblete entrando por el segundo palo.
Estadio a pleno un domingo a la mañana, mucho aliento, cero reproche a jugadores y cuerpo técnico, ovación a Carlitos y catarata de insultos al presidente y la comisión directiva. La Bombonera habló, ¿Vox populi vox Dei?. En poco más de un mes se sabrá
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