De manera imperiosa se necesitaba ganar. Y se ganó. En una tarde-noche desapacible y con una Bombonera casi llena a pesar del clima y de la semana negra que se había pasado. Solo la 12 es capaz de esto, sin reproches, con aliento constante y con el ruego/exigencia que el jueves cueste lo que cueste.
Había que ganar y se ganó 3-1. Poco importa si se puso en cancha un equipo bastante alternativo, que el rival fue débil y viene a los tumbos en la Superliga y con la cabeza en la Sudamericana. Importa poco porque el principal rival de Boca es, hoy por hoy, Boca.
Algunas cosas quedaron bastante claras respecto al jueves.
Rossi tuvo una buena actuación, trabajo poco y respondió en dos pelotas claves
Villa, la figura debla cancha, pide titularidad inmediata
Nandez, debe jugar de volante interno con llegada, no más de extremo
Gago, aún lejos de la plenitud física, es la cuota de inteligencia y orden que ningún otro nos aporta.
Pensando en Brasil, un 4-3-3, con Pavón y Villa como extremos, bajando al medio (con lo que serían 5) y corriendo con espacios en la contra.
Toda la vigilia pensando en el jueves. Será una verdadera final, por lo que se necesita pasar y por la tormenta que se desataría si no se lo logra.
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