Inexpresivo y abúlico empate en 0 ante Rosario Central. Vimos un Boca que intentó manejar el juego a través de la tdnencia de la pelota, pero que fue lento, previsible e incapaz de generar riesgo durante casi todo el partido. Supusimos que nos sobraría buen pie y nos faltaría marca, pero no fue tan así, porque Central solo preocupó con algún contragolpe aislado, pero tejió una maraña defensiva que no supimos romper. No se pudo con juego interno, con un Gago que tuvo mas errores que aciertas y Almendra que tuvo algunas pinceladas y poco más. Cardona y Zárate generaban poco y Benedetto quedaba aislado y perdido entre los centrales. Encima tampoco habia juego por afuera, con poco peso de las subidas de los laterales y un Villa errático. Todo a pedir del visitante.
Este panorama, con sus más y sus menos solo cambió en el último cuarto de hora del partido con los ingresos de Pablo Pérez por Zárate y Carlitos por Benedetto. Ahi se rompió el partido. Al cambiar el esquema Boca recuperó la pelota mucho más rapido en el medio, tuvo más movilidad con Carlitos y fue más punzante. Pero también quedó más expuesto y pese a que Central lucía más cansado tuvo un par de chances claras, también Boca generó tres claritas que no había tenido antes, sobre todo la última a segundos del final cuando Pérez abajo del arco no la pudo empujar hacia adentro.
Pensando en lo que viene, nos queda una buena actuación de Rossi, una más que buena de Balerdi (no por nada le echaron el ojo varios poderosos de Europa) y poco más. Queda claro que el 4-2-3-1, sin Barrios y con equipos que se cierran con orden atrás es bastante peligroso. Se arriesga mucho y no se genera peligro en consonancia con ese riesgo. A tenerlo en cuenta frente a Palmeiras, cuando será importante meter goles, pero también no recibirlos.
A contar los días y las horas, se viene lo más lindo en 3 días, 72 horas.
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