31/10/21

Prueba de ingenio (para mal)

 Realmente hay que poner mucho esfuerzo, ingenio y ahínco para perder de local contra un rival tan tremendamente limitado como Gimnasia y Esgrima de La Plata. Más allá de un par de individualidades de peso, encima una de ellas expulsada a los 20 minutos del segundo tiempo, fue un equipo casi inofensivo y que sin embargo se fue victorioso de La Bombonera. ¿Como pudo ser? Porque Boca puso todo su ingenio para que sucediera.

¿Como podía ese equipo meter un gol? Con un error clamoroso del arquero. Y Rossi lo hizo. Y lo hizo por dos, primero cometiendo un penal infantil (de ahí el gol) y al ratito saliendo rápido y dándosela a un rival cerca de nuestra área. Ahí nos beneficio la ineficacia del rival.

¿Cómo no se le pudo meter un gol a un rival que se metió todo el segundo tiempo contra su arco y jugó media hora con un jugador menos? Ahí si que hizo falta el ingenio y la suerte (mala). El primero para no desnivelar nunca por el medio y tirar miles de centros, por lo general llovidos. Cuando se conectó alguno, faltó puntería o el arquero fue figura. Pero cuando el arquero se mandó una salida en falso, alguna pierna en la línea evitó el empate y cuando estuvo vencido fue el palo el que lo salvó. Además de un par de jugadas con mucho olor a penal que el árbitro obviamente ignoró. Para lograr este imposible todos tuvieron que colaborar un poco.

Ahora en serio y lejos de la ironía, Battaglia luce desorientado. Boca es un equipo con mandíbula de cristal (ya son muchos los partidos que arrancamos en desventaja) y sobre todo carece de una línea. ¿A qué quiere jugar Sebastián? Pareciera que la clave fueron los primeros quince minutos en los que se vió una intensidad que amagaba a desbordar a un rival limitado, pero que se diluyó luego del error garrafal de Rossi ya citado.

Pero además de la línea de juego se lo nota desorientado con los intérpretes. Advíncula nunca ha demostrado para que se lo fue a buscar con insistencia. Zambrano no justifica que sea el primer cambio en el fondo cuando en un solo partido en que confiaron en él, Licha López fue muy superior. Fabra es Fabra (eso define todo), incomprensible que sea titular inamovible. El volante central es Campuzano, fenómeno, está lesionado, Rolón no es lo peor del mundo, pero ¿nunca más una chance a Varela?, ni siquiera anoche que tipo manotazo de ahogado entraron pibes a lo loco. ¿Quién es el volante derecho? ¿Montes, Medina, Pulpo, Ramírez, Almendra, Molinas? la sola enumeración muestra la búsqueda y la no afirmación de ninguno. ¿Jugamos con enganche, 4-3-3 o 4-4-2? Ya son demasiados partidos como para que no esté claro. ¿Hasta cuando el Cardona de dos o tres jugadas y nada más por partido? ¿Hasta cuando Briasco de titular?. Demasiadas dudas.

En los partidos "importantes" se juega por los "experimentados" que no responden pero a los que no termina de sacar. Los pibes dan buenos momentos pero no los termina de asentar.

Demasiado se jugará el miércoles. Ese será el momento de demostrar si solo será un interino o de verdad tiene pasta para seguir en 2022. Es una pena escribir esto sobre el jugador más ganador de nuestra historia y que se ganó el apodo de "León". Pero la postal del final, con los jugadores bajados del micro para una arenga de diez minutos en el vestuario con un Riquelme en llamas, marca el clima que hay y todo lo que se juega el miércoles en la semi de Copa Argentina. Se juegan mucho. Se lo juegan todos. No solo los 11 que salen, los  que esperan en el banco y el cuerpo técnico. No solo ellos.

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