Es un clásico. Ante cada consagración de Boca en algún torneo recién "inaugurado" saltan los sommeliers de festejos con "no podés festejar una copa de leche", el periodismo deportivo ninguneando el logro y muchos propios que se tragan la píldora y les hacen el acompañamiento.
Siempre se debe festejar todo lo que se gana. Primero y principal, porque todo cuesta lograrse. Es largo el camino hacia una consagración, porque aunque haya sido una final de un solo partido (Supercopa, Recopa) antes hubo que ganar algo que habilite el jugarla.
Obvio que siempre hay un contexto. Claro que no es el mismo festejo el ganarle la Intercontinental al Real Madrid o al Milan que la Copa Maradona a Banfield o la Recopa a Arsenal de Sarandí. No somos tontos, pero ¿acaso no se festejó mucho el Apertura 2000, que al lado de la Libertadores y la Intercontinental ganadas ese año parecía poco? ¡Como no se iba a festejar!, guglea el subcampeón y entenderás.
Por eso mismo, la Copa Maradona ganada ayer tiene motivos de sobra para festejarse. Claro que no era la competencia prioritaria cuando se inició. Claro que no hubo festejos masivos. Pero, hace 43 días pasó a tener un nombre tentador para que quedara en casa. Hace nada más que 17 días, el dt del "mejor equipo de Sudamérica", "el único que le puede jugar y ganar al Bayern Munich", puso y arriesgó todos sus titulares en vísperas de jugar por la Copa Libertadores para ganarnos y asegurar el primer puesto del grupo y jugar esta final. Si ese mismo dt "la reencarnación de Napoleón, el mayor estratega", hace solo 9 días volvió a arriesgar a los titulares para lograr ese primer lugar, no lo logró y fue eliminado de la Libertadores. ¿Ellos no hubieran festejado?, ¿si la ganaban ellos, seguiría siendo una "copa de leche"?
También está el contexto propio. El golpazo de Brasil fue muy grande para todos, pero sobre todo para el plantel. Pocas veces en Boca se pone en duda el compromiso y la garra de los jugadores. Esos valores se descuentan que tienen que estar cuando se usa la camiseta bostera. Y esta vez hubo dudas y cuestionamientos por la entrega de varios. Y eso, en un plantel donde muchos son hinchas además de profesionales tiene que haber calado hondo. Ya se vio esto en la conferencia de prensa pre partido con la reacción de Izquierdoz, uno de los menos cuestionados. Hacia adentro sabían de sobra lo que se jugaban en este partido, y pudieron sacarlo adelante. Para ellos además de la alegría propia del título fue un desahogo y un alivio, que no tapa lo de Brasil ni evita que se deban hacer cosas urgentes en cuanto a la conformación del plantel de cara a lo que viene, pero que descomprime mucho el ambiente.
Y por último un motivo definitivo para festejar absolutamente todo. Nunca se sabe cuanto tardará en llegar la próxima vuelta olímpica. No sabíamos en el 81 que pasarían 11 años, ni en el 92, que hasta casi terminar la década no habría festejos locales. Ni hablar que cuando logramos el bicampeonato de América en el 78 no sospechábamos que estaríamos 22 años sin volver a ganarla. Y así podemos recorrer todos los clubes, aún los supuestos grandes. Uno que estuvo 18 años en blanco, otro que lleva 19 años y sumando, el que estuvo 35 años sin vuelta olímpica. En fin.
Hay que festejar todo, en la justa medida medida hay que festejar todo. Porque, parafraseando a Joaquín Sabina, bostero de ley, "nos sobran los motivos"
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