30/3/19

Aaaadeeeeennnnntroooooo

Boca ya está clasificado a la fase de grupos de la Libertadores 2020, ¿da para celebrar?. En condiciones normales no, porque es lo mínimo que se puede esperar de una club que tiene semejante plantel, o sea estar entre los tres primeros de la Superliga. Pero todo análisis que se haga del Boca de este primer semestre no puede ignorar el contexto desde el que arrancó el ciclo de Gustavo Alfaro y que ya sabemos de memoria que fue luego de un porrazo histórico.
Desde esas ruinas anímicas el dt está empezando a esbozar un Boca más sólido e inteligente que el de los últimos años. La prueba lo dan los números y que se compare estos con los mejores arranques del club de los últimos 38 años. A tal punto que si se hace una tabla desde el reinicio de la Superliga a comienzos de enero, Boca sería el puntero. Y tal vez la prueba más contundente de que Alfaro está en el buen camino es que la Patria Deportiva ya empezó con la cantinela "Boca gana por jerarquía individual, pero no juega bien". Lo que lleva a la eterna disquisición sobre que es jugar bien y si es sinónimo de jugar "lindo". Discusión difícil de zanjar porque sobre gustos no hay nada escrito.
Para muchos jugar bien es ganar con muchos goles aún a riesgo de sufrir mucho en la propia área. Obvio que para el espectador es espectacular ver a un equipo que gane 4-2 y a la fecha siguiente pierda 5-3, eso será muy lindo y entretenido, pero en mi opinión no es jugar bien.
Cuando Boca fue por Alfaro, muchos intuimos que comenzaríamos a ver un Boca inteligente, un Boca que sin resignar la obligación de ganar siempre lo intentara por diferentes caminos, adaptándose al rival y al desarrollo del partido. Basta de es dogmatismo de "yo me preocupo por mí y no me interesa el rival" y "vamos al frente a como de lugar porque somos Boca y jugamos siempre igual". Creo que la gran mayoría soñamos con la solidez de los equipos de la era dorada del Virrey, más allá de tácticas y estrategias, un equipo sólido atrás, al que se le llegue muy poco y paciente para saber cuando presionar y ahogar al rival y cuando retroceder 20 metros, dejarlo venir y encontrar los espacios para contragolpear. Algo de eso se está viendo, falta, obvio, pero se está en el buen camino.
Por ejemplo, ayer se tuvo en cuenta que Banfield es ambicioso y tiende a ir al golpe por golpe, y que se animaría a ir a la Bombonera a hacer lo que pocos hacen, presionar en el medio y atacar con mucha gente. Y lo hizo. Por momentos impuso el ritmo del partido y visualmente era superior, pero casi nunca tradujo ese dominio en situaciones claras más allá de un par de sacadas de Andrada y se expuso a las contras veloces de Pavón, que volvió de buena forma. Y así llegó el primer gol (increíble el orsay que se come el asistente por venir corriendo muy por detrás de la línea del último defensor y no tener la mejor perspectiva, un item en el que se hace poco foco es el mal estado físico de muchos árbitros y asistentes), y así llegó el segundo ya en el complemento es un contragolpe veloz que nace en un quite cerca del área local por izquierda y termina definido por Pavón como extremo derecho.
Junto con el mantra "Boca no juega bien, solo gana", a continuación viene el "jugando así, ¿podrá ganar la Copa?". No seamos ingenuos y caigamos en esa tontera. La Copa está en la fase de grupos, nos espera un duro choque en Curitiba y si lo superamos con éxito estará encaminado el pase a octavos de final. Estos, y el resto de los cruces eliminatorios se jugarán a partir de julio y con la posibilidad de incorporar hasta 5 jugadores (y que se vayan también), por lo que estaremos seguramente ante un panorama completamente distinto, dado que ahí veremos el plantel con el que sueña Alfaro para plasmar sus ideas.
Por lo tanto, tranquilidad, paciencia y seguir mirando la mejoría partido a partido. El lamento y los rezongos de varios nos mostrarán que estamos en el buen camino y los pronósticos agoreros sobre el futuro cercano lo ratificarán

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