Ya pasaron 4 años desde que el arquero alemán aprobó con 10 la lección sobre las ejecuciones de los penales de los nuestros (famoso papelito mediante) y nos despidió en cuartos de final del Mundial de Alemania 2006.
Y pasó de todo en estos cuatro años. Se fue Pekerman, pese a los ruegos de Julio “Ave César” Grondona, llegó Basile a buscar revancha (nos lo sacaron a nosotros, y Ricky La Volpe mediante, chau racha de títulos, tri incluido), fuimos subcampeones de la Copa América y empezamos con buen pie la Eliminatoria, con tres triunfos en igual cantidad de partidos. Pero todo se empezó a complicar de a poco, el nivel a decaer, los triunfos a escasear y después de una paupérrima actuación en Chile, el Coco se bajó a mitad del camino.
Cuando Bianchi parecía número puesto para beneplácito de la mayoría del pueblo futbolero, Ave César sacó de la galera el conejo menos pensado y Diego Armando Maradona, el más grande jugador de todos los tiempos, bajó del mito a hacerse cargo de la Selección.
Pese a que la mayoría lo miramos de reojo y con lupa, la cosa empezó bien. Triunfo contra Escocia, triunfo contra Francia, victoria y goleada a Venezuela en el Monumental por la Eliminatoria. Ya habían ocurrido las desafortunadas declaraciones, bien al estilo Diego, que provocaron la renuncia de Román, pero los resultados le sonreían al D10s. Hasta que viajamos a Bolivia y quisimos “gambetear la altura”. Nos bajaron de un hondazo con un 6-1 en contra y a partir de ahí el Diego perdió definitivamente el rumbo. Se le ganó a Colombia jugando pésimo y cuando terminaba el partido, se perdió en Ecuador, aunque dejando mejor imagen, nos bailó Brasil en Rosario (otra de las locuras extra juego del Diego) y perdimos muy clarito en Paraguay. Quedar afuera del Mundial no era ninguna locura, más bien una posibilidad bien cierta. Y no se concretó porque en el Monumental, bajo el temporal, y en el tiempo de la agonía apareció San Palermo, y abajo del arco, casi aseguró el viaje a Sudáfrica. Viaje que se terminó de concretar en Uruguay, donde por fin vimos una idea de juego más clara, bien defensiva, pero idea al fin. Fue triunfo y pasaje.
Si se hacía una encuesta sobre que opinaban los argentinos en ese momento sobre el futuro de la Selección en el Mundial la gran mayoría opinaba que nos volvíamos en primera ronda. Si se hace hoy, ese porcentaje bajó dramáticamente (no es cero tampoco) y quienes apuestan por un buen Mundial (de cuartos para arriba) son por estas horas mayoría. ¿Qué pasó para que esto sucediera?. Varias cosas, futbolísticas algunas, extra futbolísticas muchas otras.
En el primer rubro, un sorteo benigno con un grupo accesible, un buen triunfo en marzo ante Alemania como visitantes y el gran nivel de la mayor parte de las individualidades que conforman el equipo, figuras casi todos en los principales equipos de Europa.
En lo extra futbolístico, los mil y un datos que comparan este mundial con el del 86 y sus coincidencias que muchos pretenden auguran igual final (clasificación angustiosa, falta de confianza de todos, el mejor jugador del mundo del momento integrando el equipo, uno de los rivales repetidos en el grupo, la posibilidad de enfrentar al mismo rival en octavos, etc. etc.). La cuenta que da que Brasil ganó el mundial 94 después de 24 años sin éxitos, lo mismo Italia en el 2006, aplicaría ahora a nosotros que no lo hacemos desde 1986. Y un detalle no menor, que el técnico parece estar tocado por algo mágico. Vaya un ejemplo. Los futboleros nos cansamos de criticar hace unos días que la selección no jugara ningún amistoso antes del Mundial, cosa que sí hicieron todos los demás. Nos falta cohesión de equipo, reconocer y trabajar los puntos débiles, ver como está la puesta a punto de cada jugador, ensayar distintos sistemas de juego, etc. opinábamos la mayoría. Con el correr de los días y viendo las lesiones que aquejaron a casi todas las selecciones, la decisión del Diego pasó a ser elogiada por casi todos, ¿seguirá sucediendo así?…..yo personalmente no creo en brujas……pero……
Lo cierto es que faltan tres días para el debut. Las informaciones hablan de gran cohesión del grupo, de mucho optimismo, paz y tranquilidad, o sea un clima excelente. No hay lesionados y todo marcha sobre rieles. El grupo es accesible, si bien nadie regalará nada, el supuesto rival en octavos (Sudáfrica, Francia, Uruguay o México) no supone un escollo insalvable, lo cual implicaría igualar las actuaciones de los Mundiales 1998 y 2006. Por lo tanto, arriba el animo y las ilusiones, renovemos las cábalas, preparemos las banderitas y a disfrutar el espectáculo que el Dios Fútbol nos regala cada cuatro años.
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