Se fue una gran persona y un gran dirigente. Falleció Antonio Alegre, presidente del club entre 1985 y 1995.
Para los que tienen menos de 30 pirulos, es bueno que sepan que hubo una época, no tan lejana en la que Boca no era la máquina de dar vueltas olímpicas que ellos se acostumbraron a ver. Una época donde el club era un caos más cercano a la bancarrota y la desaparición que a otra cosa. Un club intervenido por la justicia por haber quedado acéfalo, que tenía la gloriosa Bombonera clausurada y en estado lamentable, que se reforzaba con jugadores libres que no tenían ubicación en ningún equipo de primera. Así estaba Boca en 1984-85. A ese club llegó Antonio Alegre a poner el pecho junto a su mano derecha Carlos Heller. Y de a poco el club empezó a resurgir. Hubo convocatoria de acreedores para aliviar el pasivo, se fue reconstruyendo el club, se habilitó en forma parcial La Bombonera primero y en forma definitiva más tarde, el equipo comenzó a ser competitivo, se ganó la Liguilla pre Libertadores en el ´86, se peleó el campeonato 86-87, el 88-89, se ganó la Supercopa en el ´89, el Apertura en el ´92 y se fue cimentando el camino que heredó Macri en 1995, cuando lo derrotó en las elecciones de ese año y que sirvió de base a estos recientes y ganadores años que vivimos.
Se podrá estar de acuerdo o no con muchas de sus decisiones y de sus políticas. Pero de ninguna manera se puede dudar de su absoluta honestidad y hombría de bien. Se fue un gran presidente de la institución. Seguramente, en algún lugar, ya estará mirando como va la cosa por acá, tal vez, con Armando, Pompilio y algunos otros muchachos.
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