14/1/10

“Todo estaba igual, nada ha cambiado”

martin

    Pasó el debut veraniego. Y pasó con un emocionante 3-3 frente a San Lorenzo.

    Pasó y dejó algunas conclusiones interesantes y otras preocupantes.

    Con la salvedad que todo partido de verano tiene que tomarse como lo que es, un banco de pruebas, no puede dejar de preocupar el flojo nivel defensivo que seguimos teniendo. Nos llegan de contra, nos llegan de costado, nos desbordan, nos cabecean en el borde del área chica. Todo igual que el año pasado. Y ojo, que no todo es culpa de la defensa, las culpas las comparte con el medio. Pero es el primer partido y las piernas no ayudan. La prueba es que ellos también sufrieron mucho atrás.

   Dentro de lo positivo, los primeros diez minutos. Boca fue arrollador, velocidad, toque de primera, desborde. Gaitán imparable, Pocho, eje de circulación. Enseguida gol de Colazzo que llegó a fondo. Pero duró solo diez minutos. Y en los siguientes cinco, con mucha suerte en el primero (rebote en Gunino que descoloca al Pato) y un golazo el segundo, nos dieron vuelta el partido y otra vez a remar.

   Fuimos y fuimos, ya sin claridad y con el rival agazapado para la contra. Tiramos mil centros sin mucho sentido y sufrimos mucho atrás con las llegadas libres de los atacantes. En el comienzo del segundo tiempo debutó Matías Giménez (interesante su juego), llegó dos veces a posición de gol, en una su tiro pegó en el palo y derivó en el gol de Viatri a poco de comenzar el segundo tiempo y luego, ya en desventaja nuevamente, no pudo definir bien. También ingresó Mouche y faltando quince, Martín Palermo.

    Para cuando entró Martín ya perdíamos 2-3, producto de una llegada aislada del ciclón, que se transforma en corner y un cabezazo solitario de Botinelli, entre toda la defensa, sentencia al Pato.

   Y parecía sentenciado el partido. Boca seguía yendo, sin orden ni ideas, San Lorenzo refugiado atrás había resignado la contra y quedado con 10 jugadores. Se jugaba el descuento y apareció El Eterno Goleador. Un centro más, pero este por fin, bien dirigido fue suficiente para que el goleador inoxidable estampara el definitivo 3-3, festejara a lo loco y fuera expulsado por doble amarilla.

   Párrafo aparte el festejo de Martín, desahogo de un partido que de amistoso no tuvo nada. Se pegaron mucho y no siempre producto de la falta de distancia, muchas veces sobró mala intención.

   Partido que nos deja una sonrisa al final. Que nos ratifica que del medio hacia adelante la cosa pinta muy bien, pero que del medio hacia atrás habrá que laburar mucho y traer los refuerzos que el técnico solicita.

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