Que mal llegamos al primer superclásico del año. En la misma línea de dudas y malos rendimientos con que terminamos el año anterior.
Este partido, que debería ser un clásico más de verano se presenta como algo decisivo. No debería ser así, pero el paupérrimo rendimiento ante Estudiantes, como continuación de todo lo malo que venía sucediendo parece determinar que este superclásico (o el del domingo próximo) sea un punto de inflexión como para salir adelante o como para que las determinaciones a tomar sean bien drásticas.
Que se juegan cosas importantes lo da el hecho que Boca pone todo lo que puede en la cancha. Parece que se adelanta la vuelta de Román (se especulaba que si jugaba un amistoso fuera el del domingo en Mendoza), se habla de la presencia de Martín desde el arranque, en fin toda la carne en el asador. ¿Alcanzará?. Personalmente lo dudamos, pero también hay que tener en cuenta que enfrente tendremos un rival que no las tiene todas consigo ni mucho menos.
Lo que si creemos es que si se experimenta un mejoría del juego, será bienvenida, más allá del resultado, porque indicará que se está en el buen camino. De poco servirá un triunfo, si persistimos en un juego tan errático como el que venimos llevando, será sin dudas pan para hoy y hambre para mañana.
HISTORIAL GENERAL DE AMISTOSOS
Jugados: 103 partidos
Boca Jrs. ganó 40 (143 goles)
Boca Jrs. perdió 31 (124 goles)
Empataron 32 partidos
Más de cien años de historia en partidos de este carácter. El 2 de agosto de 1908 se inició una historia de paternidad, cuando los vencimos 2-1 como locales. Con el correr del tiempo, se ha superado el centenar de “enfrentamientos amistosos”, que desde hace mucho tiempo, de amistosos no tienen nada.
Muy recordados en los últimos tiempos, el triunfo por 2-1 en febrero de 2000, cuando un Boca netamente juvenil, les ganó y los bailó, provocando la renuncia de Ramón Díaz al cargo de técnico, cosa parecida a lo que sucedió en el último enfrentamiento, el año pasado, en Mendoza, cuando otra vez un Boca juvenil los superó claramente por 2-0. En esa ocasión no renunció el técnico. Duró unos meses más.
Y si de bailes juveniles se trata, como olvidar el bailongo de enero de 2002, en Mar del Plata, cuando con el partido 4-0 la hinchada de ellos obligó a suspender el partido faltando media hora, para que el papelón no fuera mayor. Como si perder por abandono fuera algo livianito.
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