No era el mejor partido para improvisar una formación, pero no quedaba otra opción dada la circunstancia de jugarse el pase a la final de la Libertadores (remontada mediante) en pocas horas.
Un partido el de ayer que se fue llevando medianamente bien hasta el gol de Racing, con los piques de Villa y el manejo (de a ratos de Bebelo). Después del gol, Racing pudo marcar alguno más que impidió la habitual buena gestión de Andrada. Ya en el segundo tiempo con el ingreso de Zárate por Obando y el retroceso de Racing sobre su arco (recordar siempre que cuando Boca hace eso es "timorato y mezquino", cuando lo hace cualquier otro, por caso ayer Racing, es "planteo inteligente"), Boca monopolizó la tenencia de la pelota pero con muy pocas ideas para llegar al empate, que se pudo dar en algún cabezazo producto de la pelota parada o en un tiro libre de Mauro que besó el travesaño. Demasiado poco para un equipo que va puntero. Pero hay que entender el contexto de una Bombonera llena que durante todo el partido se refirió al encuentro del martes, casi obviando lo que se estaba jugando.
De cara a ese partido, el primer tiempo de Villa lo puede poner en consideración del dt, habrá que esperar si Wanchope llega. Por presencia y experiencia es mucho más que Soldano o Hurtado. Habrá que confiar en Salvio y su categoría y ver como arma el resto del equipo y a partir de eso el esquema que propondrá Alfaro.
La cuenta regresiva está en marcha hacia el partido más importante del año. No llegamos en las mejores condiciones, no seremos banca, más bien vamos muy de puntos. Ojalá que se agranden en la adversidad y crean en sus capacidades. No nos queda otra que confiar.
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