7/8/10

A propósito de Román y nuestros dirigentes

    Estamos contentos de poder disfrutar a Román durante 4 años más. Estamos contentos como hinchas que somos y que ignoran muchas cosas que suceden en el corazón del club. No sabemos si es verdad que el club es deficitario y es una locura firmar un contrato como este, a tan largo plazo, como dicen acá o que está muy bien lo que se hizo porque hay plata en estos momentos y la habrá en el futuro inmediato como sostienen acá.

   Lo que nos ha asombrado, azorado y avergonzado ha sido esta novela interminable, impropia de un club de la categoría de Boca Jrs.

   No me entra en la cabeza como esto se pudo dilatar así, como se negocio de esta manera. Más allá que el presidente Ameal tiene el poder recortado, sobre todo por la manera que asumió y que como componedor que es, intenta lograr el más amplio consenso de todos los grupos. Pero con el resultado puesto, vemos que el efecto logrado ha sido exactamente el contrario al buscado, se ha desgastado y dividido la comisión y desgastado al mismo tiempo al jugador.

   Si a principios de año se sabía que al final del campeonato había que negociar la continuidad de Román, si después del triunfo en el superclásico con la actuación de Román y la aprobación de la gente que hizo sentir visitante en La Bombonera al propio Diego Maradona, Ameal se había convencido de la necesidad de renovar el vínculo:

¿Era necesario llegar hasta el comienzo del Apertura para definirlo?

¿No se podía solucionar todo con tres reuniones de Comisión Directiva?, en la primera mocionar por si o por no la renovación al jugador, si triunfaba el no todo concluía, si triunfaba el si, se iniciaban las negociaciones. En una segunda reunión de CD se informaba lo ofertado y lo pretendido por el jugador, obtenida la autorización se hacía la oferta definitiva, la cual sería aprobada como sucedió ahora (donde se aprobó prácticamente todo lo que Román pedía desde el principio), con un ahorro de al menos dos meses de desgaste, discusiones inútiles y desprestigio del club.

   Ahora los costos internos son irreversibles, los derrotados (tengan o no razón, el tiempo lo dirá) quedaron con la sangre en el ojo y buscarán revancha con algún otro tema. Ameal quedó de cara a la elección del año que viene mucho mejor posicionado de cara al socio (siempre que Román responda en la cancha) pero debilitado en el frente interno. Los vicepresidentes Beraldi y Crespi al final se encolumnaron firmemente con el presidente y pueden usufructuar también algo de esa aprobación. Angelici por su parte ha quedado en el papel de ogro. El tesorero (que anuncia su renuncia a corto plazo) es la cara visible del grupo “macrista” que se oponía a la renovación de Román, al menos en los términos acordados. Solo graves problemas económicos del club en el corto plazo (ojalá que no sucedan) o pésimas actuaciones de Román (ni lo pensemos) le podrían dar la razón.

   Esto son algunos de los costos a nivel dirigencial. ¿Y en el plantel, como repercutirá todo esto?, ¿volveremos a ver divisiones profundas o primara la cordura de los referentes?, ¿estallarán los egos incontrolables o prevalecerá el interés en el conjunto?. Entre los muchos jugadores que se fueron de Boca, varios estaban claramente identificados, todos sabemos quienes, con alguno de los referentes. Esa reducción, el hecho que venga gente nueva con experiencia y con títulos al hombro, un técnico coherente como el que tenemos, el recuerdo de tres campañas desastrosas al hilo, donde las citadas divisiones, si bien no tuvieron toda la culpa, sí un papel importante, deberían ser motivos suficientes como para que no aparezcan o al menos estén controladas. Es al menos lo que creemos, pedimos o rogamos. No me importa si son todos amigos, si comen juntos o se visitan a tomar mate. Sí que “dialoguen” en la cancha, con la pelotita al pie y jugando para el compañero que esté mejor ubicado. Si se cumple este simple presupuesto, seguro que funcionará la línea de tres, que los carrileros se acoplarán en ataque, que el doble cinco será impasable y que los próximos banderazos no serán para reclamar nada sino para festejar en el Obelisco y en todas las plazas del país. Si no se cumple, si volvemos a lo mismo que vimos en los últimos meses, volveremos a morder el mismo polvo de derrota y dejaremos pasar una oportunidad inmejorable de volver a ser protagonistas principales. No creo que esto último suceda.

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