10/2/14

Buen punto (de partida)

   Carlos Bianchi repite constantemente que Boca “tiene que ser más realista”. Y Boca, en Rosario, fue realista.

   Se tomó nota del superior funcionamiento colectivo y del mejor momento de las individualidades del rival, se armó un bloque defensivo en consecuencia y se trajo un empate en cero, con el sabor agridulce de haberlo podido ganar en la última jugada.

   Era necesario un resultado positivo para poder encarar una semana tranquila después de un verano agitado. Por eso, se dejaron los experimentos de lado y se aposto a un clásico 4-4-2, que por momentos incluso fue 4-4-1-1, con el Burrito bajando a volantear por delante de la línea de cuatro. Se consiguió el objetivo de la solidez defensiva y después de 4 meses, Boca volvió a tener la valla invicta en un partido de visitante.

    Newell´s tuvo la tenencia de la pelota y el dominio del terreno hasta 3/4 del campo rival durante largos pasajes del partido, pero inquietó poco y nada a Boca. Orión solo tuvo una jugada trascendente al comienzo del partido al tapar un remate franco de un rival, luego de eso, un tiro desviado de Trezeguet y un contragolpe por izquierda de Maxi Rodríguez en el segundo tiempo. Nada más como peligro. Si demostraron movimientos pulidos, toques de primera, cambios de frente, sincronización en ataque y buen retorno cuando perdían la pelota. Banega y Bernardi fueron sus ejes conductores y si bien dejaron una buena impresión óptica, reiteramos, Boca nunca sufrió el partido.

    La defensa tuvo una actuación sólida, tal vez con la excepción de Zárate, muy nervioso y caminando en la cornisa de foules a repetición. Después, buenas actuaciones de Grana, acertado en la marca, debería agregarle un poco más de proyección ofensiva, pero ya llegará, y la dupla Cata-Forlín tuvo un partido para ilusionar con que los problemas defensivos serán cosa del pasado.

    El medio tuvo que bailar con la fea, pues es en esa zona donde Newell´s realiza su mejor despliegue. Lo hicieron correctamente, cuando no podían ejecuta presión alta en campo rival, retrocedieron con criterio cerrando espacios al adversario y facilitando las cosas a la defensa. Gago, cuando pudo zafar de las marcas, fue el eje de salida y distribuyó con acierto y criterio, Erbes tuvo su despliegue habitual, Ledesma cumplió en la marca, aunque su tarea no termina de convencer y Miño sigue dejándonos con las ganas de verlo explotar definitivamente. Arriba el Burrito se fundió corriendo mucho y Gigliotti peleó contra todos, tuvo dos claras en el primer tiempo, pero no se le abrió el arco.

   Seguramente empezará el tachin-tachin de que Boca fue a colgarse del travesaño, a jugar como equipo chico. Lejos está eso de ser cierto. Si durante largos pasajes tuvo que refugiarse cerca de su área, fue mérito de un rival de mucha jerarquía, pero nadie puede negar que cuando pudo atacó con mucha gente, no con pelotazos aislados a Gigliotti. Llegó con desbordes de Zárate, tuvo ocasiones Miño, tuvo una inmejorable el Burrito, probó Gago rematando desde afuera, y el propio Gago termina errando un gol increíble en la última jugada.

    Si este es el realismo que pregona Bianchi, bienvenido sea. Cuando se pudo ser protagonista, presionando arriba, cortando circuitos y atacando con mucha gente, se hizo. Cuando no, el equipo bajó unos metros, se hizo sólido atrás y no regalo ni espacios ni situaciones. Que falta y mucho, no es novedad. Falta mayor volumen de juego, falta mejor distribución (no desesperar, está volviendo Román) y falta efectividad en el aprovechamiento de situaciones. Pero nadie puede discutir que volvemos de Rosario mucho mejor que lo que varios auguraban.

    Ahora a pensar en Belgrano, la antítesis de Newell´s. Un equipo vertical, que buscará hacerse fuerte en el medio y lastimar con contragolpes punzantes. Una buena prueba para ver realmente como reacciona el equipo ante distintas exigencias.

    El primer paso está dado y nos tranquiliza. Falta mucho. Faltan 18 pasos más.

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