23/7/10

Tropiezo para tomar nota

   El objetivo de los amistosos en pretemporada no tiene que ser otro que el de aflojar el equipo, probar variantes, observar jugadores y corregir errores. Si Borghi se atiene a esto, y no dudamos que así será, esta gira, y en especial esta derrota 1-2 ante Wellington Phoenix le permitirá extraer varias conclusiones y obrar en consecuencia.

   Fue el peor partido del equipo en la pretemporada. Desbalanceado y con opacas actuaciones individuales, nunca se sintió cómodo y sufrió demasiado ante un conjunto muy entusiasta, muy físico, que buscó la presión y el roce, pero que en circunstancias normales no podría haber causado demasiados problemas.

   A Boca le costó mucho tener la pelota y más aún administrarla coherentemente cuando la tuvo. Se notaron demasiado las fallas colectivas e individuales sobre todo en el medio campo. Solo Erbes muy correcto tácticamente se salva. Méndez no fue salida clara en ningún momento y no aportó demasiado en la marca, Marín nunca fue alternativa en el ataque y tampoco dio seguridad en el retroceso y Monzón, otra vez, completamente perdido en su puesto de carrilero izquierdo, encima esta vez no aportó nada a la ofensiva y como ya es crónico su retroceso es nulo. Se impone cambio urgente en ese sector, más allá de su posible venta.

   El fracaso de ambos carrileros en ofensiva y el de Méndez repercutió negativamente para las posibilidades de ataque. Cañete, otra vez, el mejor jugador de Boca, sufrió de soledad absoluta y solo sus grandes condiciones en el mano a mano lo hicieron una preocupación para la defensa neozelandesa. No le pasaba nadie por los costados, Mouche otra vez obnubilado, no se asoció con criterio y tampoco peso en el mano a mano, por último Viatri, se movió y lucho mucho, pero pesó poco.

   El mal desempeño del medio campo, sobre todo los dos carrileros complicó y mucho a la defensa. Sobre todo Insaurralde, sufrió mucho por su sector ante el nulo aporte de Monzón en la marca. Pero no solo se sufrió ante los ataques rivales, sino que al recuperar la pelota y no tener una opción clara de toque, sobre todo Caruzzo (correcto debut) debió caer con frecuencia en el pelotazo a dividir. Los locales no apabullaron a Boca ni mucho menos. Salvo los dos goles, grosero error por la izquierda de la defensa en el primero, y tremendo lo de García en el segundo, más allá que Cellay se confía y pierde un cabezazo increíble, poco trabajo tuvo nuestro arquero.

   Encima, y sobre todo en el segundo tiempo, merced a la permisividad del árbitro, el juego se hizo brusco, Boca entró en lo que más le convenía a ellos, nos quedamos con 10 por expulsión de Cellay y todo se hizo más difícil. Sin embargo en el último cuarto de hora y merced a los cambios (entraron Colazo, Lugo y Araujo por Marín, Monzón y Mouche), sobre todo el del paraguayo Lugo, Boca fue más punzante, llegó al gol (desborde de Lugo, centro y gol en contra de un defensor local) y pareció acercarse al empate. Pero no alcanzó.

   Fin de la gira por Oceanía. Varias datos y enseñanzas dejaron ambos partidos. Ahora, el tramo final de la preparación, con plantel completo y en Buenos Aires. Seguramente veremos un par de amistosos más con la cabeza y las ganas puestas en el 8 de agosto. Ahí empieza en serio la cosa.

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