Sobre finales de octubre, en la recta final del torneo de 2022, al final de cada partido del raid que nos conduciría la estrella 73, se hacía hincapié en que se estaba al límite con el físico. Una vez obtenido el título, eso quedó más que patente en Copa Argentina y en el robo escandaloso de Racing en el Trofeo de Campeones.
También por esa época se discutía (en redes, dudo que Riquelme lo pensara) la continuidad o no de Ibarra como dt. Quien esto escribe decía que había que confirmarlo, porque con una larga pretemporada como la que se avecinaba y con algunos refuerzos puntuales veríamos un Boca muy superior. Parece que vengo errando la predicción.
Porque dejando de lado los dos partidos de pretemporada y el invento mamarrachesco de Emiratos Árabes, lo que venimos viendo en tres fechas es una involución, y lo de ayer, por momentos fue demasiado preocupante.
Un Boca lento, previsible, de toques laterales, sin juego interno, apostando a un pelotazo salvador, que durante 80 minutos no pateo al arco ni generó una sola situación de gol. En ese lapso Talleres tuvo un dominio total, táctica, futbolística y físicamente. Ganaron todas las divididas, presionaron, llegaron con claridad, marcaron dos goles (en ambos les sonrió la fortuna) y pudieron golear, de no ser por un par de atajadas de Romero y por malas definiciones de sus jugadores.
Podía preveerse algo de esto viendo que Ibarra repetiría el equipo que tantas dudas nos dejó en el empate ante Central Córdoba, y la mejor prueba de ello es que cambió el mediocampo entero durante el partido. A los pocos minutos se fue lesionado Orsini y entró Merentiel. En el entretiempo salieron Varela (amonestado) y Ramírez (una vez más), por ellos entraron Equi y Langoni. A los 10 minutos y ya dos goles abajo se fue expulsado Villa por una insensatez propia de Villa (un sopapo con todas las cámara del VAR filmandote). Luego salieron Pol y Romero entrando el Changuito y Payero.
Hemos remarcado lo de los 80 minutos. Porque de la nada y a poco del final, Boca descontó. Presión de Equi en el medio, Payero que prolonga a Merentiel, el uruguayo con un amague propio de un enganche asiste a Langoni que de primera descuenta. Y como el fútbol es fútbol y por eso es hermoso, en los minutos finales lo pudieron liquidar los cordobeses y perdonaron y lo pudo empatar un hermoso cabezazo de Figal que el arquero sacó al corner.
Sellada la derrota, cabe pensar en forma positiva, porque de algo tenemos que agarrarnos para ser optimistas de cara a lo que viene.
Es difícil jugar peor que anoche. Es difícil que Ibarra siga insistiendo en jugadores que no están en este momento a la altura. Tiene que hacer cambios puntuales (no tantos) de ejecutantes y de posiciones en la cancha. Llegó la hora de poner el inodoro en el baño y el sillón en el living.
El arco está bien cubierto. Tres de los cuatro lugares de la defensa también. Sea Advíncula o Weingadt el lateral derecho, no se puede recargar el juego de salida por ese sector, si no del otro lado en el que Fabra de pronto no ataca más. Obviamente Romero tiene que jugar suelto por detrás del centrodelantero. Obviamente Equi tiene que ser titular, al igual que Langoni. Así las cosas, con la línea de 4 habitual, con Equi y Varela en el medio, con Langoni-Romero-Changuito/Villa por delate y con Merentiel/Benedetto como centrodelantero, Boca tiene que mejorar mucho las prestaciones que le venimos viendo. Solo falta que Ibarra se convenza, y que priorice a los que están mejor.
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