6/2/23

De mayor a menor y con gusto a poco

Solo 20 segundos de iniciado el partido. Habilitación de Orsini a Villa, desborde, centro bajo, cruzado y Pol, atacando el área, queda a un paso de empujar la pelota al gol. A partir de ese momento vimos un aceptable primer tiempo de Boca, que dominó, tuvo al menos 5 situaciones de gol, pero no pudo definir. Y de a poco, los 3 protagonistas que nombramos al principio fueron bajando su rendimiento. Pol siguió en la mediocridad que le vemos en los últimos tiempos, Orsini se perdió un mano a mano sobre el cuarto de hora y a partir de ese momento volvió a ser el delantero insípido del año pasado y Villa alternó más malas que buenas decisiones a pesar de ser el único delantero picante. Boca tiene un problema en el medio, y es la distancia que media entre Varela, de correcta actuación, y Oscar Romero, otra vez la figura del equipo. Esa distancia que debiera ser acortada por Pol o Ramírez, con las actuaciones de ambos se transforma en algo imposible. Así se consumió el primer tiempo y todo dependía de las decisiones de Ibarra de reencauzar el partido. 

El desarrollo pedía a gritos los dos cambios del pasado partido, los ingresos de Equi y Langoni, o como mínimo Zeballos, para liberar a Romero y darle otra dinámica al mediocampo. Si algo tenía de bueno Ibarra en el pasado torneo era la lectura de los primeros tiempos y los cambios oportunos y a tiempo. Parece que la pretemporada le ha hecho perder ese timming. Los cambios llegaron mal y a destiempo. Dejó pasar 25 minutos en los que los santiagueños no solo se animaron, si no que contaron con un penal a favor (tremendo desencuentro defensivo en el que Chiquito Romero se ve obligado a cometer la pena máxima), que es atajado en gran forma por Romero. De a poco empieza a pagar la confianza que se le tuvo. 

Luego de esto ingresaron Equi, lógico, y Merentiel, recién llegado, un par de entrenamientos y a la cancha a compartir el centro del ataque con Orsini, que inexplicablemente jugó los 90 minutos. Afuera, lógico, Ramírez y Pol, lo ilógico es que jugaran 70 minutos. Con Equi y Romero decididamente en el medio se podía adivinar una mejora, cuanto más que los visitantes se refugiaron decididamente en su campo, cerca del área con un 5-3-2 que denunciaba que solo buscaban llevarse un punto. Cansado Romero, se lo cambió por el Changuito Zeballos. Vimos en cancha un insólito 4-2-4, un equipo partido, que amontonó gente entre los defensores rivales, pero que no tenía como llevar la pelota hasta ahí. Encima Ibarra se guardó dos cambios posibles. El descontrol de esos minutos hizo acordar al debut del dt frente a San Lorenzo, cuando en desventaja apeló a este mismo esquema y no terminamos goleados por la ineficacia rival. 

Así pasó un partido, absolutamente ganable, con un 0-0 que deja un sabor amargo, por los 2 puntos perdidos, pero sobre todo por las decisiones tardías y erróneas que vinieron desde donde se debía mejorar lo que se veía. No hay que nada en una segunda fecha, pero no deja de preocupar la obstinación de hacer jugar a gente que a todas luces está pidiendo banco al menos por unos partidos.

Hay plantel, hay posibilidades de jugar mucho mejor, solo falta que haya voluntad de poner a los que están en una mejor actualidad futbolística. Nada más. Nada menos

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