Boca volvió al sendero del triunfo, con victoria de 1-0 ante Quilmes y acortó en dos puntos la distancia con el clásico rival, ahora es de 8 puntos en vísperas a visitarlo el próximo domingo.
No fue un gran partido de Boca ni mucho menos. Solo por momentos pudo aplicar una presión asfixiante y aún en esos pasajes le costó generar riesgo. Los espacios se achicaban porque el rival se cerraba con orden en su campo y faltaba movilidad para generar esos espacios. Además, muchas veces se peca de demasiada ambición con toques de primera y en velocidad que exigen muchísima precisión. Al menos es de valorar el intento.
Tampoco tranquiliza mucho la defensa. El propio Vasco, en declaraciones post partido resaltó que hubo errores varios. Sobre todo en los centros cruzados, varias veces ganaron los delanteros rivales, por suerte con mala puntería.
Para destacar, sin embargo, la búsqueda constante, el no perder la paciencia ante un rival bien cerrado y sobre todo el partido de Carrizo. Sobre todo porque venía siendo uno de los puntos más débiles del equipo, sobre todo en la faz ofensiva. Ayer sin embargo, fue el más destacado, tanto en la faz ofensiva como defensiva, sobre todo a partir del momento en que se ubicó sobre la derecha, pasando Chávez a la izquierda, que es donde más hace pesar su potencia.
En suma, un partido que se sacó adelante en la previa al clásico. Una semana entera de entrenamientos para mejorar varios puntos sensibles. El objetivo debe ser volver al nivel mostrado hasta el partido con Central en la Sudamericana. Si se llega a eso, nada será imposible, por más fútbol champagne que nos pongan enfrente.
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