La fiesta fue de Racing. Adentro y afuera de la cancha. El casi seguro descenso de Independiente fue omnipresente para ellos antes, durante y después del partido.
Y durante los 90´Boca pareció asociarse a ese festejo, en una actuación más parecida a la de un partenaire que a la de un equipo con pretensiones.
El esquema no varió con respecto a los últimos partidos sin Román, las pretensiones de establecer el juego en campo rival tampoco, lo que fracasaron esta vez fueron varias individualidades que habían mejorado mucho últimamente. Sobre todo en el medio campo, donde solo se salva Sánchez Miño, con una actuación aceptable. Mal Erbes, muy perdido Erviti, demasiado solo Somoza, el fracaso del medio complicó sobre manera a la defensa, en la que se sufrió por los laterales y la pareja de centrales tuvo una noche para el olvido, con Burdisso facilitando el primer gol, cometiendo la mano que deriva en el penal que sería el segundo y definitivo a poco de iniciado el segundo tiempo y con Caruzzo que termino viendo la roja en un ataque de impotencia sobre el final. Adelante, sin la subida de los laterales, solo se puede rescatar los intentos individuales de Martínez, que lo intento a los empujones pero al menos intentó, no tuvo suerte cuando el palo le devolvió la más clara que tuvo, y nunca encontró a Blandi (muy flojo partido) en el lugar correcto.
En fin, otra actuación para el olvido en medio de un torneo que será para el olvido y al que solo queremos verle el final lo más rápido posible. Solo quedan 2 fechas, paciencia y a esperar el nuevo semestre.
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