Empezar sumando de a tres en la fase de grupos es fundamental para clasificar con algo de tranquilidad. De hecho, en las tres ediciones anteriores en las que participó, Boca no comenzó ganando. Y en las 2 últimas, se clasificó a octavos en la última fecha y con necesidad de ganar por varios goles.
Por ese lado, se puede decir misión cumplida. Tres puntos están en casa, el invicto de local en la Libertadores se acerca a seis años, Palacios volvió al gol y a una buena actuación general, el Pato reaccionó con excelencia en la única llegada del visitante, la dupla Battaglia - Vargas llevó recuperación y equilibrio al mediocampo, algo que se extrañó y mucho el sábado contra Newell´s.
Del lado negativo, varias cosas. Se confundió control del balón y paciencia para encontrar el hueco en el rival, con un andar anodino, previsible, de pases laterales continuamente. Quizás posibilitó esto la temprana apertura del marcador, la abismal diferencia de jerarquía entre uno y otro equipo o la seguridad que tarde o temprano los goles irían llegando por decantación. Lo cierto es que se dominó campo y pelota, pero no se llegó a crear riesgo en consonancia con este dominio. Llegadas esporádicas y tiros de media distancia (los más peligrosos fueron centros de Rodrigo y Krupo, mal ejecutados que terminaron viajando hacia el arco) ante un rival limitadísimo, que apostó a perder por poco y que si se daba la cosa poder pegar una. Y casi se le da sobre el final, con una escapada de Teixeira, su mejor jugador, lejos, que magistralmente tapo el Pato en el mano a mano y que hubiera significado para ellos un histórico empate.
La tonta lesión de Morel, esguince de rodilla, en una pelota intrascendente es una mala noticia, pensando en una recuperación de 15 a 20 días.
En suma, luces y sombras por igual. Se empezó ganando y no es poca cosa. Siempre es más fácil mejorar en las victorias que apurados ante una derrota.
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