Boca dejó dos puntos en el camino luego de su visita a Mendoza donde solo empató 1-1 con el local Godoy Cruz. Y si bien esto parece afirmarse desde una soberbia absoluta, no lo es, porque el empate solo se puede explicar desde la ineficacia ofensiva de Boca y por distracciones entre sus líneas.
No se jugó bien. No se repitió ni por cerca el partido de la semana anterior. Un poco por el rival, y mucho por planteos y jugadores que no fueron acertados. No se entiende, por ejemplo, la posición de Centurión. Si venía jugando muy bien como extremo, ¿por qué ubicarlo en el lugar de Carlitos, poniendo a Carrizo como extremo?, dos movimientos para un solo cambio. Y encima, Carrizo alternó muchas malas con pocas buenas y Centurión no pesó ahí. Volvió Benedetto y el goleador sigue brillando por su ausencia, erró dos goles imposibles, con el equipo en ventaja que hubieran liquidado todo. Pavón está pasando un momento en el que cree que todo lo resolverá desde su gran habilidad, ayer parecía por momentos que jugaba en el Sportivo Pavón, urge hacerlo bajar a tierra. El tandem Pérez-Cubas evidenció problemas de coordinación. Por momento no acompañaban el intento de presión alta de los de adelante y se descompensaba el medio, por otros salían ambos hacia adelante, dejando mucho espacio para que los mendocinos encararan a los centrales con terreno a favor. O sea, hubo fallas individuales y colectivas marcadas.
Así y todo, parecía que el partido se inclinaba hacia los visitantes. Sobre todo en el comienzo del segundo tiempo, cuando la presión daba resultado y sin una gran línea de juego se fue empujando a los mendocinos hacia su arco. En ese momento llega el gol de Peruzzi, en buena jugada de ataque sobre la derecha y parecía que todo se encaminaba. Los locales salieron desordenadamente a buscar el empate, y dejaban huecos que con un poquito de tranquilidad y eficacia invitaban a la goleada. En esos momentos sucedieron los dos goles perdidos por Benedetto, y poco después, una desatención en el medio, en una pelota sin importancia desencadenó el empate. Después, con Godoy Cruz ya rearmado en el fondo, poco se pudo hacer.
Fallo el experimento de reemplazo de Carlitos. No es tan preocupante a esta altura por los puntos perdidos en sí, sino porque el plantel es muy extenso y si los resultados no llegan los cambios continuos comenzarán y son un arma de doble filo. Por un lado no da seguridad a nadie y es difícil que el equipo se asiente. Esperemos que Guillermo le encuentre la vuelta pronto.
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