“Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, porque de ahí en adelante solo cabe ir mejorando” canta Joan Manuel. El problema de Boca es que no se sabe cuando llegará al fondo del pozo, si falta mucho o ya está cerca.
El papelón de ayer ante Olimpo se asemeja bastante al aludido fondo. Pero nada nos garantiza que el próximo domingo ante Colón en Santa Fe no bajemos algún otro escalón.
Lo de anoche fue paupérrimo. Un rival simple y básico nos pintó la cara por momentos. Un rival que con el solo argumento de pararse atrás (la solidez aparente deviene más de la impotencia de Boca que del mérito de ellos), tratar de quitar en tres cuartos propios y salir rápido.
Boca es impotencia pura. No se sabe bien lo que quiere hacer en la cancha. Lo que es seguro que sea lo sea no le sale. Ayer del incendio que fue el equipo solo se salva Román (el mejor mientras tuvo aire, y sin reemplazo cuando se funde), las ganas de Chávez cuando entró, y poco más. El fracaso colectivo e individual es rotundo. Ver el video del primer gol es ver un funcionamiento desastroso de la defensa. El segundo no pinta de cuerpo al arquero que tenemos. El medio nunca se hizo patrón del juego, y si por momentos dominó la situación fue porque Olimpo se replegaba. Y adelante, Mouche con su barullo habitual y un Palermo a años luz del Goleador Inoxidable terminan de pintar el panorama desalentador que vemos fecha a fecha.
¿Y ahora como se sigue?. Gran incógnita gran. El técnico jura y perjura que no se va. Pero además de poco tiempo parecen que no le quedan demasiadas ideas. Probó mucho y nada le da resultado. Ayer puso a priori lo mejor que dispone y el resultado fue bien pobre.
El futuro inmediato es una gran nube negra, que hace rato está posada sobre nosotros y no tiene visos de abrirse para dejar pasar el sol.
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