Se fue otro campeonato y otro año con nada para rescatar. Salvo nuestra gente que sigue en pie en las buenas y en las malas pero el balance es tan deplorable como la imagen futbolística que deja este Boca sin ideas y sin hambre de gloria.
En este contexto Boca jugó un partido esta tarde donde a ningún jugador se le cayó una idea de cómo vulnerar a este equipo apenas correcto que presento Gimnasia y que apenas llego 2 veces al arco de Boca y en ambas convirtió dejando a Boca sin asunto.
Boca fue un equipo previsible, sin poder de fuego y sin argumentos para torcer este rumbo lo que obliga a la dirigencia y al Vasco Arruabarrena a doblegar esfuerzos para rearmar este sinrazón. Sobre todo después de haber gastado 11 millones de dólares el libro de pases anterior y al ver este resultado con fuerte olor a fracaso nos preguntamos que van a intentar ahora ya sin tanto cash para recomponer este bodrio futbolístico hermanado al descontrol institucional.
Lo único que se festejó fue la fiesta de los hinchas en las tribunas. Y el único bostero que festejó fue Riquelme que se cargo a su equipo y lo puso en la primera A.
Por suerte se termino el año. A replantearse las cosas y a comenzar de nuevo.
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